En el reloj de arena del infinito, -ese que no adelanta ni retrasa-, cada grano al caer ya lleva escrito su impronta inexorable: "¡todo pasa!"
Y ese dolor que supo ahogarte tanto, ahora es sólo una sombra que adelgaza… : ¡hoy es alivio…lo que ayer fue espanto…!, ¡ya ves, amigo, como todo pasa!
Y si esa angustia se volvió ceniza, del mismo modo la pena que hoy te abraza, mañana partirá con igual prisa… ¡que también para ella…todo pasa…!
Si solo somos como una saeta que ni siquiera deja huella escasa…, ¡pues bebe vino!...como decía el poeta, y celebra por fin… que todo pasa…
¡Si hasta la Eternidad nos manifiesta que también ella ha de dejar su plaza…!, hagámos de lo efímero una fiesta…, ¡pero hagámoslo ya…!, …que todo pasa…