Comunión
Al orar, discierno y recibo las bendiciones de Dios.
Al orar, comulgamos con Dios y comprendemos cuán bendecidos somos. Soltamos todo pensamiento de limitación y escasez —comprendemos que somos uno con todo lo que Dios es.
En oración, acudimos al Espíritu de la Verdad. En un momento devoto, avivamos la paz, el amor y la salud en nosotros. Hacemos que estas bendiciones se hagan presentes más plenamente en nuestras experiencias.
No puede existir una brecha entre nosotros y la esencia divina. En oración, nos damos cuenta de que las mismas bendiciones del cielo son nuestras. Al orar, reconocemos y enaltecemos la unión inquebrantable que tenemos con nuestro Creador.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; … La oración eficaz del justo puede mucho.—Santiago 5:15, 16
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