AMOR Y CAPRICHO
El amor es paciente y da tiempo a la relación para que crezca
El capricho es impaciente, imprudente, impulsivo e irrazonable.
El amor se controla a sí mismo y desea lo mejor para el otro.
El capricho es obstinado y exige que se hagan las cosas a su
manera.
El amor se centra en la persona y en su carácter, y no sólo en sus
rasgos exteriores.
El capricho se basa sobre expectativas y condiciones idealistas, no
reales, y egoístas.
El amor no puede separarse de Aquel que es amor. Por eso va junto
con la religión, a la que da significado, y
esta pone propósito en el amor.
El capricho se enreda con las sensaciones del momento y con
frecuencia aleja a Dios.
El amor se edifica en la aceptación de sí mismo y supone lo mejor
en el otro mediante una confianza implícita.
El capricho con frecuencia está inseguro de sí mismo, lo que le
pone celoso y hace posesivo del otro. Esto se manifiesta en peleas
constantes.
El amor se construye sobre la amistad. Si se rompe la relación,
cada uno queda mejor por haberse conocido.
El capricho tiene una base insegura, y deja cicatrices y recuerdos
dolorosos.
El amor es veraz y se caracteriza por una comunicacion sincera y
honrada.
El capricho es falso, porque teme compartir su verdadero yo y ser
rechazado.