Los amigos no se gastan a menos que los uses
Los amigos tienen un lugar especial en mi corazón. Muchas veces le he agradecido a Dios por habernos dado su amistad. Al practicar la amistad he aprendido algunos principios, como los que señalo a continuación:
Memoria: Aunque hoy nos separe la distancia, debemos recordar siempre al amigo a la amiga que en algún momento nos consoló, nos hospedó, nos animó, nos amó.
Prudencia: Debemos respetar el horario de nuestros amigos. No invadamos su privacidad, creyendo que el ser amigos nos da derechos absolutos sobre su vida.
Sinceridad: No hay verdadera amistad sin una confianza plena. Todo tiene que estar sobre la mesa. Yo creo en la amistad "a corazón abierto".
Humildad: Necesitamos la humildad para pedir perdón cada vez que nos equivoquemos. Necesitamos también amplitud de corazón para saber perdonar.
Generosidad: En la verdadera amistad no se busca recibir sino dar. Entre amigos entregamos nuestro tiempo, nuestro afecto, nuestras oraciones, nuestro dinero. Colmado de felicidad o de sufrimiento, el corazón tiene necesidad de compartir. Porque alegría compartida es doble alegría, y dolor compartido es la mitad de dolor.
Cuidemos de nuestras amistades; no las usemos. Los amigos que se usan, se gastan; pero los amigos bien cuidados, duran muchísimos años.