La controvertida terapia con gorgojos llegó a Chile
Consiste en comer bichos vivos y dicen que sirve para combatir el cáncer, entre otras graves enfermedades.
Cuenta la historia que en China se utilizaron para el tratamiento del asma y fueron descubiertos en 1891.
La terapia, como se conoce actualmente surgió en Argentina en 1991, cuando una colonia original de gorgojos fue importada de Alemania. Desde esa fecha hasta hoy, se le ha atribuido un increíble poder sanador.
Se asegura, que incrementan el sistema inmunológico y mejoran la calidad de vida de los enfermos de cáncer, asma, psoriasis, diabetes, vitiligo, Parkinson y depresiones.
Sin embargo, no existe comprobación científica que respalde su uso. Solo testimonios que se propagan de boca en boca y que abunda en la web.
La coleoterapia, como se le conoce, consiste en consumir un total de 4.900 insectos vivos en un período de 140 días para los casos graves de cáncer y 80 en el caso de otras enfermedades.
Según las indicaciones que se dan, hay que tomarlos en dosis progresiva hasta llegar al día a 70 gorgojos y luego, hacerlo en forma descendente hasta completar nuevamente 70 días llegando a 1. Esto para asegurar una desintoxicación del organismo y evitar que la quita repentina de la toxina, produzca desequilibrios en el organismo.
El invento terapéutico se hizo popular con la fundación de la Cadena del Gorgojo sin fines de lucro, creada por un argentino, analista de sistemas misionero, Rubén Dieminguer.
En su web www.dieminger.com , explica la hipótesis empírica que los gorgojos, llamados también "Palembus (Ulomoides) Dermestoides", liberarían en el organismo, un líquido que llama “coleotoxina”, que estimula el sistema inmunológico, sin actuar directamente sobre la enfermedad. “Sino que activa la generación de linfocito “T” que tendrían una actividad antiviral, antiproliferica e inmunomoduladora".
Pero, su página y proyecto según se indica, fue cerrado en 2009 por Dieminguer, tras 9 años de trabajo, por no haber cumplido su objetivo de instar a su exploración científica y dada la magnitud del proyecto, le resultó imposible seguir indagando de manera gratuita.
¿Cómo se consumen?
Aún así, el furor de la terapia continúa. “Llevo 5 días comiendo los bichitos. Tuve cáncer de mama hace años atrás y me dijeron que son buenos para todo, incluso que se baja de peso”, comenta Belén Espinoza.
Sin que medie una ciencia cierta, existen varias personas en el país que los están tomando, confiando solo en lo que escucharon. Su uso, se promueve como complemento extraordinario a un tratamiento médico y obtener los insectos es gratis.
Para tener en cuenta, los coleópteros, científicamente citados como tenebriónidos, miden cinco milímetros. "La forma del gorgojo sanador es oblonga, aplanada, la cabeza es prognata, tiene ojos compuestos, posee fuertes mandíbulas lo que caracteriza a estos trituradores, las son fuertes y caminadoras, el abdomen tiene diez segmentos bien diferenciados entre sí…."
Se comen vivos, sin morderlos, con agua o mezclados con yogur, leche, miel, helados, jaleas o dentro de cápsulas vacías.
Mantenerlos, criarlos y que se multipliquen va por cuenta de quien los use. Hay que tener una pecera o frascos de vidrios y alimentarlos con harina de salvado, maní, avena o azúcar y rociarlos con agua mineral sin gas. El hábitat se debe mantener estéril para evitar que los insectos se contaminen con microbios indeseables.
¿Sirven o no?
Comer los insectos vivos es una prueba digna de un reality de sobrevivencia. Pero, si es una alternativa para mejorar la salud, ¿por qué no?
Hay que saber, eso sí, que no existe sustento científico que avale esa información y el mismo Dieminguer lo admite en su página. Aunque informa, que se estarían investigando en Colombia y Argentina hasta hoy sin publicaciones.
El oncólogo Dr. Manuel Yáñez de la Clínica Dávila, afirma que en su consulta no ha visto resultados positivos con ellos, pero no descarta su uso, ya que se respetan las creencias de cada paciente y cuenta que ha tenido varios pacientes que los han tomado y que es bien especial, el tratamiento por comerlos vivos y por la posibilidad de diarrea importante que tienen.
Advierte, que existe un riesgo asociado cuando una persona está teniendo quimioterapia, ya que por precaución se le prohíbe comer cualquier alimento crudo, dado que las posibilidades de adquirir alguna infección es alta por la baja de defensas que tienen.
“Creo que este tipo de medicina se puede usar, pero no en pacientes que estén recibiendo quimioterapia o que estén usando fármacos o corticoides que les bajen las defensas, porque puede ser peligroso, ya que el riesgo de contraer enfermedades es mayor y puede ser re peligroso comer esos bichitos”.
Asegura, eso sí, que nunca ha visto infecciones con riesgo vital producto de la ingesta de los gorgojos o que hayan hecho una diarrea y expresa que pareciera que no son “tóxicos”, excepto en los pacientes que tengan inmunodeficiencia severa por quimioterapia o corticoides.
De todos modos, considera que son inefectivos, “pero esa es una cosa de fe, porque solo hay testimonios únicos y personalmente, nunca me ha tocado ver que por los gorgojos se haya disminuido un cáncer ni tampoco he visto ningún resultado impresionante como los que se promueven”, indica el Dr. Manuel Yáñez.