La flor del recuerdo, el Pensamiento...
Existe una flor que, por su colorido y gran resistencia, se ubica a la entrada de muchas ciudades y pueblos en glorietas y pequeñas raquetas. Muchas veces, no podemos evitar mirar hacia estos lugares urbanos que, adornados con una alfombra de varias de estas flores, rebosan colorido y alegría. También resulta perfecta si de lo que se trata es de adornar jardineras en los balcones, combinándose por ejemplo con petunias y con begonias.
El pensamiento es una planta semiperenne muy apreciada, ya que resiste muy bien las frías temperaturas del invierno, requiere unos cuidados extremadamente sencillos y su variedad de tonalidades la hacen favorita frente a otras especies que, si bien también disponen de una gran gama de colores, son menos resitentes a los climas adversos.
Es una flor de exteriores que necesita iluminación. De origen hortícola, de la familia de las violáceas, su amplia variedad es fruto de la experimentación de una especie europea que podríamos denominar la "madre de los pensamientos", esta especie se llama realmente viola tricolor o pensamiento trinitaria.
Los pensamientos necesitan suelos ricos en nutrientes para un buen crecimiento y mejor floración. Hay que procurar que la tierra en la que crecen esté siempre húmeda, pero también es conveniente prestar atención para que los suelos no se encharquen. Siempre debe darles el sol, ya que necesitan de luz natural. Como ya hemos comentado, la mejor época para la plantación es el otoño, donde utilizaremos tierra nueva. Estos nutrientes cuidarán de nuestros pensamientos un tiempo aproximado de dos meses. Pasado este periodo, podemos regar con abono para plantas de flor siguiendo siempre las indicaciones del fabricante.