Hoy es una buena oportunidad para regalarnos un tiempo, un espacio y una actitud que faciliten el encuentro profundo con nuestros sentimientos más auténticos y nuestras necesidades más legítimas. Todo sentimiento humano da cuenta de una necesidad humana: los sentimientos positivos señalan la existencia de necesidades satisfechas; los sentimientos negativos advierten la presencia de necesidades insatisfechas.
¿Somos capaces de tomar conciencia de cuáles son los sentimientos positivos y negativos que prevalecen dentro nuestro? ¿Nos atrevemos a discernir qué necesidades satisfechas e insatisfechas conviven en nosotros? ¿Qué caminos elegimos y transitamos para satisfacer nuestras necesidades? ¿Son éticos esos caminos? Es decir, ¿contribuyen al Bien común? Respondernos estas preguntas nos ayudará a hacer un balance cabal sobre cómo estamos viviendo y una proyección sensata sobre cómo queremos vivir.
Seguramente encontraremos incongruencias. ¿Quién no ha perdido nunca el rumbo ético de su existencia? El mayor problema no es el extravío ocasional sino la eterna disociación y el porfiado autoengaño. ¿Por qué limitarse a existir, como si la Vida —con mayúsculas— fuera una experiencia diseñada para otros?
Hace rato que la Vida nos dio la bienvenida. Es hora de darnos la bienvenida a la Vida, y reencontrarnos con uno mismo, con los prójimos, con los ecosistemas. Es hora de volver a empezar, pero no en el mismo lugar y de la misma manera que siempre. Es hora de volver a empezar con decisiones éticas y compromisos solidarios. Es hora de volver a empezar predispuestos a responder con confianza a la propuesta de vida. convocando al Amor y al Bien común!!