Tu música está esperando que la expreses de una vez…: ella es la huella sagrada de tu impronta vibratoria…, es el aliento divino que pone alas en tus pies para que cambies tu mundo… y modifiques tu historia…
Sus notas… son esos dones con que viniste al planeta: ¡las preciosas cualidades que hacen tu vida tan grande!, y cuando tú las revelas -sin alardes de profeta-, ¡la luz en ti resplandece…y tu vibración se expande…!
¿Me dices que desvarío…? ¿Que tú eres muy poca cosa…? ¿Que suenan tus sones tristes…y un tanto desafinados…? ¿Que no tienes ni el encanto ni el aroma de las rosas, y que marchas por la vida con pasos desangelados…?
¿Tanto te ganó la amnesia…? ¿Olvidas que en ocasiones te la pasas repartiendo toda tu inmensa ternura…, o esa templanza que muestras cuando entre tribulaciones, te aferras a la esperanza… en medio de la locura…?
Y déjame que te agregue: tú elegiste haber venido en esta hora de cambio, tan crucial y apasionante, para aportar la belleza de tu cósmico latido…, ¡porque sabías con certeza que ese tono era importante!
Y es que tienes algo bello, particular y sagrado en tu nota irrepetible…, -tan sutil y tan armónica-, para hacer que cristalice aquél ensueño anhelado de pasar al nuevo estado de una vibración fotónica…
¡Porque estás mutando, amigo…!: vas de oruga a mariposa, mientras compartes con todos un viejo anhelo en común: el de activar tu ADN de una manera grandiosa para anclar la luz más alta… ¡estando encarnado aún!
Y cuando el Ángel Humano revele en ti su matiz, tras ciclos inmemoriales de aguardar tu evolución, notarás en ese instante, emocionado y feliz, que al haber cambiado tú… ¡cambia también tu canción!
Y es que al irradiar la impronta de esa altísima energía, ¡es el Universo entero quién te sostiene en su palma!, y ya no requiere entonces sonidos tu melodía para que todos la escuchen… con los oídos del alma…