Los zapatos, chiquillo, en la ventana,
la carta en ellos, y la alcoba oscura;
fría la medianoche se apresura,
también la misteriosa caravana.
La luna estalla en incursión temprana,
encendiendo de plata la llanura;
cuanto la fantasía hoy conjetura,
tal vez sea real por la mañana.
Duerme, mi niño; al fondo de tu sueño
tu eres el rey y el mago, único dueño
del país donde nacen los juguetes.
Al clarear despertará el encanto
de esta noche de intriga; mientras tanto,
duerme tranquilo, niño, no te inquietes
.