¿En qué sueño trivial tu alma se esconde
cuando mi piel en soledad te llama
desde la estepa helada de mi cama,
y sólo el eco de su voz responde?
¿Por qué rutas de olvido vas? ¿En dónde,
o sobre quién profusa se derrama
la lluvia de tu esmero? ¿Quién reclama
ese amor que a mí sólo corresponde?
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Ha visto el sol mis pasos repetidos en tu calle, que es casi ya la mía; la noche escucha, hasta llegar el día, sus blandos ecos ininterrumpidos.
No despierto sospechas ni ladridos, nadie me acota, nadie desconfía, me detengo a tu puerta, llamaría si supiera llegar a tus oídos.
Me acercaré a tu espalda una mañana, en un silencio azul, de porcelana, que podrás fracturar si lo deseas.
Te ofreceré una rosa, y tal mensaje te dirá en inequívoco lenguaje que te recorren todas mis ideas.
Francisco Alvarez Hidalgo
Se arrastraron mi sueño y mi esperanza en busca de tus huellas, y hallaron a tus pies una alianza de rosas y de estrellas.
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