"¡Oh, tiempo, que te me escapas! ¡Qué pronto te me vas!"
Decia el acerca del tesoro más incalculable que tiene el ser humano: El Tiempo.
El tiempo de cada quien está ahí, sólo debemos saber encontrarlo, administrarlo con propiedad. Ser verdaderos sabios al utilizarlo, darle prioridad a las cosas que realmente lo merecen. Establecer una escala en la importancia de nuestras actividades e ir detrás de ellas hasta alcanzarlas, porque ¿quién tiene garantía de que podrá hacer algo mañana? ¿quién sabe lo que mañana ocurrirá? Nadie, nadie tiene ese mágico poder, por eso todo lo que podamos hacer hoy, no lo debemos dejar para el otro día.
Desde que nacemos, nuestro tiempo comienza a correr, nunca se detiene, sólo sigue su transitar y somos nosotros los humanos, quienes con él, a su paso, tenemos que marchar.
Aprovechar el tiempo es, saber exprimir cada instante, es vivirlo. La mayoría de las veces estamos donde no queremos estar, hacemos lo que no deseamos, y en situaciones como esas, sólo perdemos el tiempo.
Tengamos tiempo para ser personas realizadas, profesionales exitosos, pero sobre todo seres humanos felices, de haber disfrutado de esta pasantía que es la vida.
Ya no hay más tiempo para perder, no podemos dejar pasar más el tiempo. no volverá la primavera de ayer, porque lo que el tiempo se llevó, ya no retornará.
El tiempo no perdona, no espera, simplemente pasa y luego sin querer nos castiga. Al tiempo le canto, al tiempo le escribo, a ese tiempo que se va, que se escapa inexorablemente llevándose consigo la niñez, la juventud, a los seres queridos que no disfrutamos.
El tiempo es efímero, se lo lleva todo y lo que no pudimos hacer en su momento, se convierte en frustraciones, y las frustraciones traen consigo amarguras, desilusiones y llanto.
Si tiempo queremos tener, tiempo debemos darnos a nosotros mismos.
D/A