Un ciclo termina, y otro comienza,
con aroma a promesa, pero también con expectación.
Doy gracias por todo lo bueno, no me desanimo
por las cosas malas. Perdono a todos los que me ofendieron,
y me perdono a mí mismo, si no estuve a la altura
de mis propias expectativas; y me ayudo
a liberarme de todo resentimiento.
Acepto mi situación del momento actual,
del aquí y ahora, no me aferro al pasado
ni a mis expectativas sobre el futuro.
Vengo de paso por este mundo
con el fin de aprender, y las experiencias
por las que atravieso me ayudan a crecer.
En estas fechas, en las que se libera una energía especial,
presento mis metas y propósitos para el Año Nuevo,
para que la Ley Creativa se encargue de ellos.
Late en millones de corazones la esperanza,
y yo me uno a los mejores deseos
para que la Humanidad entera tome conciencia
y podamos construir un mundo mejor
donde reine el verdadero Amor Universal,
la fraternidad y la solidaridad.