Creo mi vida de adentro hacia afuera. Mis creencias guían mis palabras y mis palabras expresan lo que creo. Al pensar y hablar con fe en el bien de Dios, veo que éste se manifiesta.
Las ideas limitadas afectan mi experiencia de vida, mas puede que no esté consciente de ello hasta que preste atención a lo que digo. Observo cómo expreso mis creencias. Si me escucho hablar de escasez, enfermedad o limitación, reconozco los pensamientos subyacentes a mis palabras y elijo una nueva verdad.
Soy una creación divina, digna de todo bien. Reclamo la salud, el amor y la prosperidad. Mis palabras demuestran mi fe en que sólo el bien de Dios se manifiesta en mi vida.
Sean aceptables a tus ojos mis palabras y mis pensamientos, oh Señor.—Salmo 19:14