La raíz de los celos
“Si tiene celos es porque te quiere”, “soy celoso/a porque te amo”, “preocúpate cuando deje de tener celos, porque quiere decir que ya no estoy más enamorado/a de ti”… son frases que seguramente hemos escuchado o dicho.
Sin embargo, los celos no demuestran amor como nos han hecho creer. En realidad, son una respuesta emocional al miedo de perder algo que estamos convencidos que nos pertenece y le tenemos un gran afecto.
Los celos son una señal de alarma que nos informan de la existencia de un peligro, perder el cariño de nuestro ser querido por la presencia de otra persona. Suelen ir acompañados de las sensaciones de abandono y exclusión, viviendo la situación como muy dolorosa. Pero esta señal, si aprendemos a procesarla y comprenderla puede ser muy enriquecedora.
Se pueden sentir celos por muchas cosas, pero sobre todo están relacionados con aquellas áreas en las que la persona se siente más insegura… por eso, se piensa que la otra persona, le brindará a mi pareja todo aquello que yo quisiera tener y no tengo. Pero el rival no es por lo tanto, alguien de “carne y hueso”, sino la imagen de lo se quiere llegar a ser.
Los celos se dan no sólo con la pareja (aunque sea el caso más típico), sino también entre hermanos, primos, amigos, familiares, colegas del trabajo, etc. Es por ello que este sentimiento, presente en todas las culturas desde hace miles de años, forma parte de canciones, mitos, leyendas, libros y por supuesto, investigaciones científicas.
Celos: Partiendo de la idea errónea de que alguien nos pertenece
Si dejáramos de lado la percepción de que el otro es nuestro patrimonio, los celos no existirían. Así de sencillo. El ser humano por naturaleza se ha criado en un ámbito donde se apropia de todo lo que tiene alrededor. Nos quedamos con algo porque nos gusta, nos hace bien, lo disfrutamos y queremos que esté a nuestra merced cuando nos apetece.
En el caso puntual de la pareja, donde hay más casos de celos, deberían importar los sentimientos y opiniones de ambos. Esto significa que es preciso que se lleve a cabo un equilibrio. No podemos pretender que el otro sea un objeto que hace lo que queremos, cuando, como, donde y las veces que lo deseamos.
Según las palabras de V. de Miguel: “A veces una excesiva preocupación por la pareja implica la necesidad de controlarlo y esto está más relacionado a la posesión que al amor”. Preguntarle a cada rato dónde está, si ya llegó al trabajo, qué está haciendo y “sobreprotegerlo” puede ser una manera inconsciente de aferrarlo a nuestro lado.
Si no creemos que nuestra pareja nos pertenece, no quiere decir que la queremos menos, sino todo lo contrario. Ya que no tenemos derecho sobre ella y tiene la capacidad de hacer lo que desea. La pareja necesita autonomía de cada uno de sus miembros, que cada uno tenga una parte satisfactoria de vida propia y que a la par, ambos crezcan en el vínculo.
¿Crees que existe alguna demostración de amor mayor que la persona que tenemos al lado sea feliz y tenga el libre albedrío para hacer lo que quiere?
Claro, en este punto es cuando pensamos: Si lo/a “dejo” hacer lo que quiere seguro que me engaña o se porta como no debe. No necesariamente… La razón o causa más importante de los celos es el sentimiento de autodesvalorización y cómo este es recibido. Y eso depende de cada uno de nosotros.
El miedo excesivo de perder a la persona que amamos indica que no somos felices con nosotros mismos y que consideramos que necesitamos a alguien más para ser dichosos. Y, ¿qué hacer para curar los celos?
Lo importante es dirigirse directamente a la raíz que los genera, al autorrechazo destructivo. Porque es normal que todos tengamos partes nuestras que no nos gusten o quisiéramos mejorar, el problema está cuando rechazamos estas partes de manera destructiva, y en lugar de transformarlas las lesionamos más con nuestros pensamientos y acciones.
No te creas esa historia de que te cela porque te quiere.
Si tu pareja está controlando cada uno de tus movimientos, si critica cómo te vistes o te indica de qué manera tienes que ir a cada lugar, si te pide pasar más tiempo a solas, cuando esto es lo que realmente hacen, si te espía mientras escribes un mensaje de texto o un correo, si se siente intraquila cuando vas al trabajo y busca excusas para que te quedes en casa, o si cuando regresas de cada lugar, tienes que soportar una especie de interrogatorio, tal vez sea momento de analizar qué grado de celos tiene y cómo están las cosas entre ustedes.
Se dice que un celoso enfermizo es imposible de recuperar, pero lo que si se puede hacer es prevenir que la cosa pase a mayores. ¿Cómo? Hablando al respecto, haciéndole entender que tiene un problema (aunque no se haya percatado de ello) y ayudándola a entender que la confianza es muy importante en una relación. Si entre los dos trabajan para mejorarlo, sin duda lo podrán lograr.
Aceptar los sentimientos que experimentamos e intentar comprenderlos y hablarlos con nuestra pareja es una buena solución.
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