El Mulá Nasrudín comenzó a gritar
por todas las calles del pueblo en que se encontraba:
`No encuentro mi alfombra que llevaba siempre colgada al hombro!
O la he perdido, o alguien se la ha llevado.
Si no la encuentran y me la devuelven enseguida,
haré con ustedes lo que hice en el otro pueblo.'
La gente se asustó,
todos buscaron por todas partes
hasta que alguien la encontró en un rincón,
perdida o abandonada por el ladrón, y se la devolvieron.
Uno le preguntó:
-Y qué es lo que hubieras hecho si no la hubiéramos encontrado?'.
Contestó: `Lo mismo que hice en el otro pueblo.
Dejaría este pueblo y me iría a buscarla en otro.'