Querer es poder
Hay un mandato impuesto por una sociedad triunfalista de tipo voluntarista-individualista que es si uno quiere, puede.
El pobre es pobre porque quiere, el drogadicto es porque lo desea, el triunfador en la vida es porque se lo merece, el que se enferma es porque se lo busco y muchísimos mas ejemplos
¿Qué escondemos con esta postura a nivel social? No hacernos cargo del otro que no pasa un buen momento.
Es culpa y responsabilidad del otro, si “está en la mala”
Si se piensa en forma lineal, es responsabilidad del otro ó mía. Si comenzamos a entender la realidad en forma dialéctica, vamos a comprender otras posibilidades. Como ser: rol asignado-rol asumido, portavoz, emergentes y varios más.
Además a nivel individual, cuando estamos en “la buena”, no nos cuestionamos nada. Todo lo “bueno y lindo”, que nos pasa es que lo merecemos, somos “buena gente”, “trabajadores”, “voluntariosos” y cualquier otro adjetivo que nos califique para recibir esos “premios de la vida”.
El problema es cuando nos toca vivir situaciones que no son agradables, ni lindas, ni buenas para nuestra vida.
Comenzamos a buscar culpables, en “nosotros” o en “otros”.
Si es en nosotros, caemos en una impotencia, si no podemos modificarlo rápidamente lo que nos está sucediendo. Si los éxitos son frutos de nuestra voluntad (omnipotencia), los fracasos al no poder ser transformados rápidamente, entramos en una impotencia y que nos lleva generalmente en algo tan en boga en estos tiempos, depresión, fobia, pánico y cualquier otro nombre que se ponga de moda en ese momento por los agentes de salud mental.
Entramos rápidamente a buscar salidas, ya sea serias, mas o menos serias o “truchas”, desde tratamientos hasta “medicamentos” de cualquier tipo sin ningún tipo de control profesional serio.
En general, no queremos en general “curarnos” sino “aliviarnos”.
Si ponemos la culpa en otros, (daño, envidia, trabajos, magia negra, ataduras o muchos nombres mas) es probable que entremos, depende nuestras creencias y desesperación, a buscar “ayuda” en agentes, que manejan la gracia de cualquier deidad que pueda sacarnos este mal momento.
Vemos muchas “iglesias” de todo tipo, las tradicionales y las nuevas, en vivo y directo o por televisión, o avisos en los diarios, que son los mediadores de ese “Ser divino” y la posibilidad de salir de nuestra “desgracia”. Se enancan en nuestra angustia para “solucionar” su vida.
Esto es una descripción muy sucinta de una realidad que vemos a diario.