- Cuando sepas hallar una sonrisa
- en la gota sutil que rezuma
- de las porosas piedras, en la bruma,
- en el sol, en el ave y en la brisa
-
- Cuando nada a tus ojos quede inerte,
- ni informe, ni incoloro, ni lejano,
- y penetres la vida y el arcano
- del silencio, las sombras de la muerte.
-
- Cuando tiendas la vista a los diversos
- rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
- sea como un potente microscopio
- que va hallando invisibles universos.
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- Entonces en las flamas de la hoguera
- de un amor infinito y sobrehumano,
- como el Santo de Asís, dirás hermano
- al árbol, al celaje y a la fiera.
Enrique González Martínez |