¿Qué es la inteligencia? Para nuestros padres fue la capacidad de retener información. En nuestros días, eso se considera solamente como un memorión, un zombie con capacidad para almacenar datos, pero nada más. No es capaz de solucionar un problema nuevo que le aparezca frente a sus ojos. Se espanta. Se trunca. Es el clásico caso de Joaquín Lavín, un "niño ejemplo" del sistema educativo numerario, que aprende todas las lecciones que el buen profesor le enseña y memoriza los rezos del librito de misa, pero que no es capaz de darse cuenta de que muchas cosas en las que confía son erróneas. Ésa fue la causa de su derrota. No darse cuenta de que la realidad cambia constantemente, y para sobrevivir es necesario adaptarse lo más rápido posible. Para los psicoanalistas contemporáneos -y comparto esta visión- la inteligencia no es más que el nombre que le hemos dado a nuestro instinto, en ese afán de diferenciarnos del resto de los animales. Aristóteles ya decía en aquellos milenarios tiempos algo sobre el "animal racional", pero la irrupción del cristianismo en Occidente tendió cortinas de humo que sólo nos confundieron e hicieron perder el tiempo para tratar de comprender a nuestra mente. Santo Tomás de Aquino mencionaba que la inteligencia es una virtud divina entregada al ser humano. Pero los avances de la ciencia racionalista fueron abriéndonos los ojos, y el análisis objetivo nos permitió comprender que la inteligencia solamente es nuestra arma evolutiva para sobrevivir, estrategia que desarrollamos como forma de mantenernos vivos. Por ende, podemos concluir que la inteligencia se crea con el rigor de la vida. Y ello explica que las famosas escuelas de "superdotados" son tristes burbujas que atrofian a personas, convirtiéndolas en incapaces para enfrentar la vida real. Casi todos sus alumnos terminan tristes, solos, alcohólicos o drogadictos. Y los niños que son sobreestimulados por histéricas madres que ven en sus hijos a verdaderas mascotas C.I., terminan reventados. Me da risa y pena al ver conversar a madres sobre qué hijo es más inteligente. Los mandan a cursos, los obligan a aprender cosas de grandes, y sólo le destruyen la vida. Esa infancia irremplazable que debe vivirse jugando, la pasan encerrados leyendo aburridos textos no aptos para ellos. Y para qué hablar de las pomadas famosas: que el efecto Mozart, que los niños índigo, jejeje!!! Todos los genios han tenido infancias horribles, y desarrollaron precisamente el ingenio como forma de sobrevivir. Por eso digo que quizás la inteligencia es la peor maldición que uno pueda cargar, porque el resto de la sociedad no ve a la persona talentosa como ser humano, sino como un fenómeno al que hay que explotar. Y cuando ya no rinde, se le abandona... He ahí la misantropía de Einstein? No sé. Lo que si sé es que toda esa maraña comercial de los test de coeficiente intelectual, que el efecto Mozart y toda esa paja, no sirve de nada. La inteligencia es la coraza humana. Y la coraza surge para defenderse. |