Un hecho prodigioso
Se cuenta de un hombre de Bagdag que vivía en completo desahogo y tenía grandes riquezas. Pero éstas se le agotaron, su situación cambió y se quedó sin nada consiguiendo comer sólo a costa de grandes esfuerzos. Cierta noche mientras dormía cohibido y amedrentado vio en sueños a una persona que le decía: "¡Tu fortuna se encuentra en el Cairo! !Ve, corre a buscarla!."
Emprendió el viaje al Cairo, llegó al atardecer y fue a dormir en una mezquita. Cerca de la mezquita había una casa y Dios (¡ensalzado sea!) dispuso que una partida de ladrones entrase en la mezquita para asaltar la casa. Los habitantes de esta se despertaron al oir el movimiento de los ladrones y empezaron a chillar. El Valí de la ciudad y sus hombres acudiron a auxiliarles. Los ladrones huyeron. El Valí entró a lamezquita y encontró dormido al bagdalí. Le detuvo y le hizo azotar golpes muy dolorosos hasta que estuvo apunto de morir. Le encarceló y estuvo tres días en prisión. Después le hizo comparecer y la preguntó: "¿De qué pais eres?" "De Bagdag" "¿Y qué motivos te han traido a El Cairo?" "He visto en sueños a una persona que me decía: <>. Al llegar a El Cairo me he dado cuenta de que la fortuna prometida eran los azotes que me has mandado dar". El Valí se rió de buena gana dejando al descubierto sus molares. Le dijo: "Hombre de poco entendimiento, yo he visto en sueño tres veces a una persona que me decía: <>. Yo, a pesar de ésto, no me he movido y tú, tonto, has emprendido el viaje de una ciudad a otra por una visión que has tenido en el curso de una pesadilla. Le dió a continuación unos dirhemes y le dijo: "Utilizalos para regresar a tu cuidad".
Sahrazad se dió cuenta de que amanecía e interrumpió el relato para el cual le habían dado permiso. Cuando llegó la noche trecientas cincuenta y dos refirió:
Me he enterado, ¡oh rey felíz! de que tomó los dirhemes y regresó a Bagdag, pues la casa que el Valí le había descrito era la suya propia. Al llegar al domicilio cavó debajo del surtidor y encontró una gran riqueza. De este modo Dios le dio un gran tesoro. Este es un caso prodigioso.