Un padre le mandaba giros bancarios a su hijo, quien estudiaba en el
extranjero. Pasó un buen tiempo y el padre no recibía ninguna
comunicación del hijo. Así es que le mandó un telegrama (para ahorrar)
con el siguiente texto:
Hijo dime si necesitas dinero o si no necesitas. Al poco tiempo el hijo
envía el siguiente mensaje en telegrama:
Sí.
El padre molesto por no saber exactamente si su hijo necesitaba o si no
necesitaba dinero, le escribe nuevamente diciendo:
¿Sí qué?
Y el hijo le responde:
¡Sí, papá!