Fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, día de duelo estudiantil
27 de noviembre de 1871
JESÚS RISQUET
Aquel escalofriante fusilamiento de inocentes jóvenes cubanos manchó de ignominia la historia de la colonización española en América. Fue uno de los eventos más trágicos durante la Guerra de los Diez Años, ocurrido en el gobierno del General Blas Villate y de la Hera, Conde de Balmaseda.
24 de noviembre
Aquel escalofriante fusilamiento de inocentes jóvenes cubanos manchó de ignominia la historia de la colonización española en América. Fue uno de los eventos más trágicos durante la Guerra de los Diez Años, ocurrido en el gobierno del General Blas Villate y de la Hera, Conde de Balmaseda.
Acerquémonos con absoluto rigor investigativo al marco histórico que sirvió para engendrar esa cadena de sacrificios del estudiantado cubano.
Vale recordar que en 1844 la Metrópoli española condenó a morir injustamente a Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), un joven poeta mulato, por un supuesto intento de rebelión: "Sed de inmensa bondad...a vos acudo en mi dolor vehemente", decían sus lindos versos en su Plegaria a Dios. Nuestros poetas cruzaron también esa encrucijada de dolores enormes por la independencia de Cuba. Los colonizadores hicieron pagar un precio muy alto a estudiantes y poetas por expresar sus ansias de libertad.
La Cuba de entonces ya era tremendamente multirracial: española y africana. Y esta realidad que produjo el mestizaje se concibió sobre aquel pecado social inaudito y cruel, que se llamó esclavitud, cuyas consecuencias fueron un pesado letargo en la conciencia de una isla que daba sus pasos prolegómicos de integración nacional aún en el Siglo XIX.
Pero a este denigrante y violento suceso de la esclavitud, se unieron otros desvaríos históricos que definitivamente coadyuvaron en una pesada carga para el destino de cualquier joven país, y ese es el caso de la constante persecución sufrida por la juventud cubana que no quería seguir bajo el yugo español.
Los ocho estudiantes fueron arrestados en su aula universitaria el 25 de noviembre por el propio Gobernador español de La Habana. Los juzgaron en Consejo de Guerra el 26 y las sanciones impuestas no tuvieron mayor repercusión. Pero ese fallo no fue aceptado por los voluntarios españoles amotinados frente al edificio de la cárcel y los estudiantes fueron procesados una segunda vez, donde fueron condenados a muerte. Esos inescrupulosos elementos no vacilaron en enturbiar la vida de aquellos jóvenes entre 16 y 21 años, bajo una falsa imputación. Se ensañaba la maldad con las almas buenas.
Balmaseda, que había regresado a La Habana de un viaje, haciendo gala de un cinismo sin igual, no revocó el fallo ni lo conmutó por una pena inferior. Los ocho estudiantes serían ejecutados dos días después de su arresto. No hubo compasión ni piedad.
El 27 de Noviembre de 1871 se cometió ese bochornoso hecho, allí, en la explanada de La Punta tuvo lugar ese manchón imborrable en la historia de España, sólo comparable a los cometidos por el fascismo hitleriano.
La cruel acción contra los jóvenes estudiantes, acusados de haber rayado la tumba del reaccionario periodista español Don Gonzalo Castañón, nunca pudo ser probada. Incluso, uno de los jóvenes no se encontraba en la ciudad de La Habana el día en que esta se produjo.
Doce estudiantes (Fermín Valdés Domínguez entre ellos) fueron condenados a seis años de prisión, realizando trabajos forzados en obras públicas, diecinueve a cumplir prisión durante seis años cada uno en trabajos forzados. Alberto Pascual, Benito Otabia, Eduardo Tacoronte y el manzanillero Francisco Codina cumplirían cuatro años de prisión.
Lo peor, la pena de muerte, fue para Eladio González, Carlos A. de la Torre, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y Pérez, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez de la Campa, Ángel Laborde y Carlos Verdugo. Este último estaba en Matanzas con su familia el 25 de noviembre.
¡Tan bárbaro proceder estremeció, y todavía estremece, la conciencia de la nación cubana! A134 años del vil asesinato, España nunca se ha disculpado por este crimen ante el pueblo cubano. Aún nos duele esa espina.
Vergonzoso fue, terrible asesinato frente al infamante paredón, el de los ocho estudiantes de medicina de la Universidad de La Habana.