“Aunque el hombre engendre cien hijos, viva muchos años y los días de su edad sean numerosos, si su alma no se sació del bien, y además careció de sepultura, digo que más vale un abortivo.” Eclesiastés 6-3
Ahora, no me malentiendas, no hay nada de malo en que Dios te prospere y puedas tener todas las peticiones de tu corazón, lo malo es cuando al tratar de conseguir aquello que deseas, le haces tú dueño. Llámese dinero, bienes, fama, prestigio etc. Y esto, se convierte en tu motor.