Mis parpados querían derretirse y las imágenes eran confusas.
La televisión no me da razones de una entretención, me imaginaba matando cadáveres andantes sobre la avenida...
Nada me convencía, cuando las paredes eran de un cristal que con el tacto se rompía pero al instante se regeneraba; Yo era ambiciosa.
Un trago fuerte, un caballito de tequila o un pedazo de inconformidad bien puesto sobre la mesa, a la salud de mis ansias relajándome con la música melancólica de un piano que se toca solo...
Morían los tentáculos neuróticos fuera del agua profunda de mi demencia; No una gran diferencia, pero pienso no está claro lo que visiono en lo tardío. La luna se oculta en el asfalto y las canciones se zeppelín y scorpions culminaban un completo estado depresivo, para seguir creyendo que la felicidad es para pocos.
Hoy alzo el rostro dando una sonrisa hipócrita, ahora solo me siento a dialogar en la nada...