Érase una vez, una pequeña rana que cayó a un gran
cuenco de crema. Incapaz de salir, nuestra pequeña amiga pateaba
, pateaba y pateaba hasta que, finalmente, la crema se hizo
mantequilla, y logró saltar afuera, y ponerse a salvo.
Nosotros somos la rana.
Podemos perder la esperanza cuando nos enfrentamos
a desafíos que parecen imposibles, o podemos patear,
patear y patear hasta que las maldiciones se conviertan
en bendiciones.
Ten la seguridad de que el Creador quiere que sobrevivamos
a nuestras batallas, conquistemos nuestros demonios, y
no importa qué tan oscura sea la vida, siempre hay
Luz al final del túnel.
Nuestro desafío es mantener nuestra certeza y
continuar peleando esta noble lucha.
Gente exitosa cuentan que sus avances más importantes
se dieron en el momento en que decidieron no abandonar el barco,
renunciar, olvidarse, cambiar de trabajo o terminar una relación.
¡Nunca abandones el barco! Se paciente contigo mismo,
sigue pateando!!
Date cuenta de que hay una solución a lo que sea que
amenaza con abrumarte.
BUENDIA
Pensamientos que transforman