1) Esto es un abogado que vaga varios días por el desierto. Va perdido. Sin rumbo. En esto, que se encuentra una vieja lámpara de aceite... y le atiza una señora patada. De la lámpara sale un genio y el abogado se queda de piedra. El genio le dice: - Hola, insignificante humano. Soy el genio de los abogados.... Tú me has rescatado y por eso te voy a conceder tres deseos. El abogado, que se relaja y comienza a sentirse la persona más afortunada sobre la faz de la tierra, va y le dice: - Vale. En ese caso ahí va mi primer deseo... El genio le interrumpe y le dice: -Alto ahí, infeliz. Todo lo que a ti te sea concedido se le concederá por duplicado a todos los abogados del planeta. El abogado pensó "¡Ostras!". Y después sonrió ligeramente. -Vale. Sin problemas. En primer lugar quiero una rubia macizorra a mi ladito. -Sea - dijo el genio. Apareció la rubia, y al resto de los abogados del mundo se le aparecieron dos rubias, una a cada lado. -En segundo lugar- dijo el abogado-, quiero un Ferrari Testarrosa. -Sea. Y al resto de abogados del mundo les aparecieron dos Ferraris en la puerta de sus despachos. -¿Cuál es tu tercer deseo?- dijo el genio. -Bien.... Yo.... Siempre he querido..... donar uno de mis dos riñones... |