Mirada perdida en el farol de la esquina esperando que los reflejos de la luz puedan cegarla matices hermosos y distractores surtiendo el efecto de un sedante perfecto para el dolor, perfecto para olvidar. La naturaleza trata de calmarla regalándole generosas gotas cristalinas para apagar el mador que roe su corazón mientras decide, un suave viento mece sus cabellos aliento delicado se anida en ellos acariciando suavemente su cara lienzo de pequeños ríos, amargos y tristes van desembocando en el aire.
El frío de las gotas la estremecen se estrellan contra todo su ser con fuerza y crueldad enfrentándola a aquella realidad De la tierra fértil del rincón escondido han florecido y marchitadas diversas flores algunos capullos a punto de brotar han muerto potentes venenos las espinas han surcado sus manos tanto dolor que sus heridas ya ni arden búsqueda infructuosa del sol pensamiento que irrumpe en el silencio ¿dónde ha estado el sol? y si aparece... ¿Podré mirarlo?
El tiempo es realista y la toma de sus manos bailando con ella algo sin sentido en su errante caminar.