Incorporar este concepto como una referencia real,
es decir, vivir coherentemente con esta idea, no es fácil.
Y sobre todo no es gratis. (nada que sea bueno lo es, y esto es bueno).
Estoy diciendo que si soy un adulto, nadie puede obligarme a
hacer lo que no quiero hacer.
Lo máximo que puede pasarme , en todo caso,
es que el precio sea mi vida. (No es que yo minimice ese coste,
pero sigo pensando que es diferente creer que no puedo
hacerlo, a saber que hacerlo me costaría la vida).
Sin embargo, es lo cotidiano, en el pasar de todos los días,
los precios son mucho mas bajos.
En general, lo único que es necesario es incorporar
la capacidad de renunciar a que algunos de los demás
me aprueben, me aplaudan, me quieran.
(El coste, como a mí me gusta llamarlo, es que cuando
una se atreve a decir no, empieza a descubrir algunos
aspectos desconocidos de sus amigos: la nuca,
la espalda y todas otras partes que se ven sólo
cuando el otro se va).
Estas tres verdades son para mí ideas-montañas,
ideas-río, ideas-estrella.
Verdades que continúan siendo ciertas a través del tiempo
y de las circunstancias.
Conceptos que no son relativos
a determinados momentos, sino a todos y cada
uno de los instantes que, sumados, solemos llamar “nuestra vida”.
VERDADES-MONTAÑA
para poder construir nuestra casa sobre una base sólida.
VERDADES-RIO
para poder calmar nuestra sed y para navegar sobra
ellas en la búsqueda de nuevos horizontes.
VERDADES-ESTRELLA
para poder servirnos de guía, aun en nuestras noches más oscuras…
Jorge Bucay
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