El juego y sus vínculos con la filosofía, la matemática, la educación. Y hasta con la política. Horacio González, Edgardo Mocca, Guillermo Martínez y Martín Labollita abordaron esos tópicos poco comunes para un debate académico. El resultado, un jaque mate al tedio.
Los disertantes no perdieron la oportunidad de intercambiar algunas técnicas de juego.
Imagen: Sandra Cartasso.
La sala Augusto Cortazar de la Biblioteca Nacional se llenó de la peonada, amantes del ajedrez y militantes, en el marco de una inusual jornada que sobre las variantes más insospechadas del ajedrez organizó la agrupación Peón Vuelve. Horacio González, sociólogo y director de la institución; Edgardo Mocca, politólogo; Guillermo Martínez, matemático y escritor, y Martín Labollita, maestro internacional de ajedrez, fueron los encargados de disertar sobre la relación entre el juego milenario y otros campos de la realización humana. Los oradores reflexionaron en particular sobre los vínculos del ajedrez y la política, la matemática y la educación. Y no perdieron la oportunidad de intercambiar algunas técnicas de juego.
“El ajedrez tiene 3500 años de historia. Es un juego que ha inspirado sonetos inmortales, ha provisto de innumerables metáforas a la lengua del análisis político, ha cifrado escenas memorables de la historia del cine, ha sido motivo de avances en el campo de la lógica computacional. La posibilidad de que siga siendo utilizado desde lugares no vinculados a la práctica del juego en sí depende de la conciencia que se tome de la cantidad de elementos que hacen del ajedrez una especie sin igual”, dijo el moderador y representante de Peón Vuelve, Luciano Ciruzzi. Además, recalcó la naturaleza extraña pero no por eso menos interesante del evento, que se enmarca en acciones que realiza hace más de un año desde la organización para “recuperar el ajedrez para la gente” a través de la militancia. “Corren nuevos aires en el ajedrez”, concluyó Ciruzzi, frase que fue retomada por los expositores varias veces en la velada.
González inició su exposición analizando al libro Filosofía del ajedrez, de Ezequiel Martínez Estrada, publicado por la Biblioteca Nacional. El texto se compone de distintos artículos de diarios y apreciaciones del autor, escritas en borradores y manuscritos y recopilados por Teresa Alfieri. “Ella encuentra piezas muy dispares escritas por Martínez Estrada sobre el tema, las conecta y las va moviendo como una ajedrecista”, explicó.
En el libro, según relató González, se identifica al ajedrez como “un campo de tensiones y sentidos, en el que los cuerpos las recorren”. De tal modo, “Martínez Estrada muestra cómo todas las mismas líneas de tensión de la filosofía se encuentran en el juego. Pasea el ajedrez por todas las filosofías conocidas”. A modo de ejemplo, González afirmó que “la filosofía kantiana, que pone en relieve el poder deformante de las categorías, llevada al plano del juego, se ve en cómo el juicio del ajedrecista es deformante porque cambia con la coyuntura”.
Sin embargo, González señaló que el autor “niega a los filósofos Hegel y los de la corriente estadounidense pragmatista” y añade que “se olvida de Spengler, un autor muy leído en los años veinte”. González llegó a la conclusión de que tiene una gran relación con la tesis de Martínez Estrada, ya que “el ajedrez sería un tipo de contrapunto”. Spengler concibe un orden natural intrínseco a cualquier sistema dado, que es generalizable a todos los niveles de la realidad. “Para Martínez Estrada el ajedrez participa de una filosofía y se termina de comprender cuando se descubre su misterio”, explicó.
Guillermo Martínez comenzó su exposición relatando su vínculo personal con el ajedrez. A los doce formó parte del equipo de la provincia de Buenos Aires que participó en los Torneos Evita. Gracias a esa experiencia conoció el juego y puede vincularlo con su especialidad, la matemática. Definió al “ajedrez como lenguaje y en vinculación de las líneas lógicas”. “Existe una sucesión de jugadas y cada jugador en cada una de ellas debe comprender el mensaje de su oponente”, detalló. Según Martínez, existe un significado oculto de las jugadas en el ajedrez y para ganar es preciso descifrar la sucesión de las jugadas en el tablero.
En cuanto a la inclusión de inteligencia artificial –computadoras con programas de juego–, Martínez aseguró que “en general los programas de fuerza bruta (que prueba combinación de movimientos constantemente) son mejores por sobre los programas que intentan imitar al juego humano”. Y concluyó entonces que allí es donde se ve que la manera de jugar de los humanos es distinta a la de las máquinas.
Labollita, campeón de ajedrez y entrenador de la actual campeona continental Carolina Luján, optó por mostrar citas sobre la concepción de metafísica, pasando por Borges, Cortázar y las lecciones de Berkeley y Darwin y su parecer sobre el budismo. “Tanto la matemática como la música y el ajedrez son lenguajes. Son actividades maravillosamente inútiles y metafísicamente triviales”, afirmó Lobollita y agregó que “son construcciones del hombre para alejar al hombre del mundo. Se resisten a entender la realidad, porque no la tienen como árbitro”. Por último, se refirió a un cambio de paradigma en el ajedrez en tanto “antes se pensaba antes de mover y ahora se mueve primero y se piensa después”.
Por su parte, Mocca coincidió en que cambió la forma de jugar el ajedrez: “Se ha movido a un peso mayor de cálculo y un peso menor de las reglas”, es decir, “importa más la táctica, la mirada de lo original sobre la escena, que el acervo de conocimiento y las leyes”. Y opinó que, con aporte de los programas de computación, “las partidas van cada vez más en dirección algorítmicas”.
Al comparar el juego con la política, Mocca dijo que se pueden utilizar pseudoalgoritmos en situaciones trilladas. “Si bien las reglas de la conquista y de la asunción de poder están plasmadas en el tablero, la realidad es incierta y vaga en sí misma”. Mocca aseguró que “los políticos tienen que tomar decisiones sobre un entramado social muchas veces irracional e imprevistos. Es muy difícil analizar y prever en política. Hay que captar la singularidad que tiene cada situación”.
Según Mocca, “el político no tiene condición de adversario, porque debe pensar en todo el sistema y no puede realizar jaque mate porque no puede ver el final de la historia. Tanto el ajedrecista como el político sólo tiene la capacidad de conocer las reglas para trasgredirlas”.
Informe: Laura Guarinoni.