Recientes revelaciones aparecidas en la prensa detallan las acciones subversivas que el Gobierno de los Estados Unidos de América organizó y financió, como parte de su descarada campaña para derrocar la Revolución que no han podido vencer durante 56 años de constantes agresiones e incontables planes, todos condenados al fracaso.
En esta ocasión y siguiendo su obcecada idea de creer que la juventud cubana no es heredera de nuestras gestas y entregará las banderas sin combatir, llevaron a cabo el envío secreto de jóvenes latinoamericanos, utilizando la cobertura de programas de salud y cívicos, para provocar desestabilización política con financiamiento de la Usaid, especialmente dirigido a fomentar el activismo joven en contra del proceso revolucionario.
Qué poco nos conocen; somos una generación que obra con inteligencia e interpreta la realidad del mundo en que vive; que a pesar de carencias y limitaciones ha crecido al amparo de un Estado que hace todo cuanto sea posible por protegernos, educarnos e inculcar en nosotros las ideas más nobles y los valores más dignos, aquellos que el dinero nunca podrá comprar.
No culpamos a los jóvenes reclutados, ellos son también víctimas de un mundo que el imperio vuelve cada vez más injusto y egoísta. Es casi seguro que al andar por nuestras calles y universidades, al palpar el esfuerzo colectivo por seguir adelante y la voluntad de vencer sin dejar de ser solidarios y alegres, comprendieron que apenas eran mercenarios en una guerra sucia, sin otro mérito que llenar los bolsillos de los que se enriquecen dilapidando el dinero que el país más rico del mundo debía invertir para que muchos en el planeta alcancen los índices de salud y educación que tiene nuestra isla bloqueada y obligada a vivir una guerra tenaz y desigual.
La Juventud Cubana rechaza y condena estas maniobras y levanta, como escudo impenetrable, la firmeza de todos aquellos que a lo largo de la historia fueron capaces de comprender la necesidad de ser consecuentes y gracias a los cuales hoy estamos aquí.
No podrán derrotarnos, sabemos muy bien el precio de dejar de ser libres y conocemos muy bien la maldad y el odio de nuestros enemigos.
Hasta la Victoria Siempre
Unión de Jóvenes Comunistas
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