Las revelaciones de los Paradise Papers siguen extendiéndose sobre las cabezas de los ricos y poderosos de medio mundo, desde el príncipe Carlos al hombre más acaudalado de Francia, todos involucrados en complejos entramados de sociedades offshore.
Tras las revelaciones sobre la participación del príncipe Carlos en los
Paradise Papers, el heredero del trono británico fue acusado de conflicto de
intereses mientras hay quienes piden mayor transparencia en los negocios de
los Windsor.
Medios británicos publicaron, de hecho, que Carlos condujo una campaña
ambientalista específica poco después que su ducado de Cornualles había
adquirido -en 2007- 50 acciones por 113.000 dólares en una empresa de
Bermudas llamada Sustanaible Forestry Management, creada en 1999 para vender “carbon credits” (bonos de carbono, uno de los tres mecanismos de
descontaminación propuestos en el protocolo de Kioto para reducir las
emisiones contaminantes del medio ambiente, NDR).
Según la reconstrucción realizada por la BBC y The Guardian, la campaña
llevada adelante por el príncipe estaba dirigida a cambiar en su favor las
reglas del protocolo de Kioto y del mercado europeo de las emisiones.
Clarence House desmintió las acusaciones pero la diputada laborista Margaret
Hodge pidió transparencia en los negocios de Carlos y la supervisión por
parte del Tesoro de las inversiones de la familia real “para que se proteja
su integridad”.
El escándalo financiero descubierto a raíz de los Paradise Papers se
ramifica en Europa. También el Estado belga está involucrado en negocios
poco claros.
Desde 1999, el gobierno invirtió en una compañía offshore, ubicada en las
Islas Vírgenes británicas, que figura en la lista negra de Bélgica de los
paraísos fiscales.
Según el diario Le Soir, que le otorga un lugar destacado a la cuestión,
todo surgió en los noventa a partir de un proyecto de una firma
estadounidense, que quería invertir en el proyecto de un puerto en Vietnam.
La empresa estadounidense tenía una filial en las Islas Vírgenes y halló un
socio de Bélgica, quien se hizo cargo de la firma belga para las inversiones
(SBI), que es propiedad del Estado en un 64 por ciento.
Sin embargo, en sus balances, SBI había indicado a Vietnam como sede fiscal
del proyecto en lugar de las Islas Vírgenes.
Luego afirmaron que se había tratado de un error. La vergenza es aún mayor
porque el presidente de la autoridad fiscal belga, Hans D’Hondt, formó parte
del consejo de administración de SBI desde 2006 a 2016.
En tanto, en Francia, continúan las revelaciones del diario Le Monde sobre
los Paradise Papers, que alcanzan al mundo del espectáculo.
Después de involucrar el martes al gigante de la aeronáutica Dassault, el
escándalo salpica ahora al hombre más rico de Francia, Bernard Arnault
(LVMH) y al realizador Jean-Jacques Annaud.
Según la reconstrucción, Arnault disimuló grandes sumas de dinero gracias a
un complejo entramado de compañías fantasma.
Además compró una lujosa propiedad de 129 hectáreas en la periferia de
Londres, Nyn Park, a nombre de una compañía registrada en el paraíso fiscal
de Jersey.
El magnate francés no quiso hacer comentarios sobre el caso.
En cambio, el realizador Jean-Jacques Annaud (“El nombre de la rosa”)
eligió fondos para esconder al fisco un millón y medio de dólares.
Al parecer fue a través de “Los Condores Trust”, fondo creado en la isla de
Guernesey. El diario nota la singular coincidencia del nombre del fondo,
“Los Condores”, con el nombre del único hotel de Uspallata, pequeño
municipio de la provincia argentina de Mendoza donde se rodó “Siete años en
el Tibet”.
La utilización de sociedades offshore para la evasión de impuestos parece
ser una práctica habitual en muchos países.
El diario británico Times publicó hoy que algunos municipios ingleses, bajo
el gobierno laborista, usaron compañías offshore, una de ellas registradas
en Luxemburgo, para evitar el pago total de 12 millones de libras esterlinas
en impuestos.
La información apunta contra el líder laborista Jeremy Corbyn, a quien acusa
de “hipocresía” por haber criticado a la reina Isabel II, tras las
revelaciones que la involucraron con los Paradise Papers.
Los municipios que están bajo la lupa son los de Sefton, zona metropolitana
en el noroeste de Inglaterra, con 280.000 habitantes, y Warrington, ciudad
situada más al sur con más de 200.000 habitantes.
Según documentos a los que tuvo acceso el Times, los funcionarios locales
utilizaron una escapatoria legal para no pagar los impuestos por la
adquisición de propiedades comerciales valuadas en centenares de millones.
Esta y otras prácticas similares fueron muchas veces duramente criticadas
por líderes del laborismo británico.
(Con información de ANSA)