Marchar en honor a los estudiantes asesinados es una de las más sentidas tradiciones de las nuevas generaciones. Autor: Laura Borges Publicado: 27/11/2017 | 11:03 pm
LLEGARON hasta la explanada de La Punta atados de manos, de rodillas y con vendas en los ojos. Así recibieron la muerte Alonso Álvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez y González de Piñera, Eladio González Toledo, José de Marcos Medina, Augusto de la Torre Madrigal, Ángel Laborde Perera, Carlos Verdugo Martínez y Juan Pascual Rodríguez Pérez, los ocho estudiantes de Medicina, el 27 de noviembre de 1871, cuando el odio y la barbarie de los voluntarios españoles cegaron sus vidas.
Eran las 4 y 20 de la tarde cuando se escucharon los disparos de la ejecución en los alrededores del sitio habanero. Después de asesinados, los cadáveres —escoltados por una compañía del Cuerpo de Voluntarios— fueron tirados en una fosa común, donde no se permitió poner ni una cruz, ni siquiera una leve señal del sitio donde los amontonaron junto a los cinco cubanos Abakuá caídos en el intento de rescate, que protagonizó esta Sociedad Fraternal para evitar el crimen.
El gran pecado de querer a su patria constituyó, a juicio de los estudiantes, la razón de su destino nefasto, y así lo expresaron en las líneas escritas a sus familiares y amigos poco antes de morir. Es ese el ideal que cada año inspira a los universitarios de hoy y al pueblo para rendir tributo a sus hermanos muertos aquel 27 de noviembre, que tienen más que un mundo por sepultura, al decir del Apóstol.
Al amanecer de este lunes, decenas de estudiantes de Ciencias Médicas acudieron hasta el cementerio de Colón para recordar a esos compañeros de aulas asesinados hace 146 años. Y en la tarde una nutrida representación del estudiantado capitalino todo llegó hasta la Explanada de La Punta, donde se levanta el monumento a la memoria de los jóvenes fusilados.
Esta vez, la lluvia impidió el tradicional desfile desde la Universidad de La Habana hasta ese sitio, pero igual de solemne e íntimo fue el homenaje que allí se realizó, pues recordar este hecho estremece y convoca al compromiso de la juventud con la historia, con el presente y el futuro de Cuba, como dijo Fernando de la Mora Martín, miembro del Secretariado Nacional de la Federación Estudiantil Univertaria (FEU).
En ese sitio histórico, ocho ofrendas florales a nombre de la juventud recordaban las inocentes vidas de los jóvenes asesinados, al igual que la enviada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el enorme lienzo que portaban miembros de la sociedad Abakuá —que desde 2006 se unen al tributo, y ahora llevan una impresionante obra de la plástica en la cual se estampa el fusilamiento de los estudiantes y el intento de rescate.
Acompañando a los estudiantes estuvieron Susely Morfa González, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas; Raúl Alejandro Palmero Fernández, presidente de la FEU, y Niubys Gracia Otaño, presidenta de la comisión organizadora de la Asamblea Nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, junto a otros invitados.