El mayor homenaje de Nuestra América al líder histórico de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, a pocos días de cumplirse el V aniversario de su partida física el venidero 5 de marzo, es enarbolar, hoy más que nunca, las banderas de la unidad y la solidaridad incondicional con Venezuela.
#TodosSomosVenezuela no solo debe ser una consigna o un #hashtag en la red social Twitter, sino el accionar constante de los pueblos, los movimientos sociales y progresistas, las fuerzas de izquierda, y los gobiernos dignos de la Patria Grande, frente al cerco y las continuas amenazas, incluida la intervención militar, que protagoniza Estados Unidos contra ese hermano país sudamericano.
Washington insiste en derrocar el proceso revolucionario que inició Chávez porque fue el que abrió un nuevo sendero hacia la segunda y definitiva independencia latinoamericana y caribeña, y la verdadera integración de las naciones desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia.
La Revolución Bolivariana que fraguó ese gigante venezolano y de Nuestra América, se convirtió en la continuadora de la cubana liderada por Fidel Castro y ha demostrado, como la de la isla caribeña, cuánto se puede hacer en beneficio de los más desposeídos, y por un mundo mejor y en paz.
Chávez dio al traste con el neoliberalismo, extendió la solidaridad y la cooperación desinteresada por este hemisferio, y demostró, al igual que Fidel, que a Washington no se le teme, pese a ser el imperio más poderoso, injerencista y guerrerista de la historia.
Sus ideas soberanistas e integradoras, heredadas de los próceres independentistas de la Patria Grande, irradiaron la región, lo que hizo resurgir procesos populares y antiimperialistas en varias naciones latinoamericanas y caribeñas.
Hizo saber reiteradamente a la Casa Blanca que la América nuestra no es su traspatio, lo que desató la furia que hasta hoy trastorna a Estados Unidos y que se traduce en su empeño desenfrenado de derrocar a toda costa a la Revolución Bolivariana, actualmente conducida por el presidente Nicolás Maduro.
El régimen de turno norteamericano persiste en eliminar cualquier vestigio de progresismo y unidad en la Patria Grande, e imponer nuevamente su hegemonismo perdido en la región, y en el mundo.
Por supuesto que apoderarse otra vez de la mayores reservas de petróleo del planeta Tierra, que se encuentran en Venezuela, es uno de los principales propósitos de Washington, lo que de facto beneficiaría su dominio económico no solo en este hemisferio, sino también a nivel internacional.
Son momentos difíciles para los venezolanos, blancos principales de los ataques del actual gobierno de Estados Unidos, pero el legado de Chávez está y estará vivo eternamente en la mayoría de sus compatriotas.
Corresponde entonces a los latinoamericanos y caribeños con dignidad cerrar filas y echar pie en tierra con la Revolución Bolivariana que ese gigante forjó por el futuro y el bien de todos en la región.
Exclamar unidos #TodosSomosVenezuela, y actuar en consecuencia con ello, será el más grandioso y merecido homenaje a Chávez.