En respuesta a las acusaciones infundadas contra Moscú por el caso Skripal y la consecuente decisión de Londres de expulsar a 23 diplomáticos rusos, el Gobierno ruso ha decidido tomar una medida recíproca.
David Mdzinarishvili / Reuters
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Moscú ha calificado de "persona non grata" a 23 diplomáticos de Reino Unido y ha anunciado su expulsión de Rusia, detallando que tienen una semana para abandonar el país. Asimismo, la Cancillería ha retirado el permiso de apertura y funcionamiento del Consulado General británico en San Petersburgo.
Por otra parte, fue anunciado el cierre del instituto británico público de difusión del conocimiento de la lengua inglesa. "Debido al estado no resuelto del British Council en la Federación Rusa, sus actividades cesan", agregó la Cancillería a través de un comunicado.
Estas medidas fueron tomadas luego de que Londres expulsara de forma análoga al mismo número de diplomáticos rusos, tras las acusaciones infundadas de Theresa May contra Rusia. Sin presentar pruebas al respecto, la primera ministra británica culpó a Moscú del envenenamiento del ex agente doble Serguéi Skripal y su hija.
Moscú ha dejado claro que no tiene nada que ver con el caso Skripal, y ha condenado este tipo de señalamientos británicos. Al respecto, Rusia "se reserva el derecho de tomar medidas adicionales" en caso de recibir más ataques infundados y "hostiles" de parte de Reino Unido, según detallaron desde la Cancillería rusa.
Abierta a colaborar
Rusia ha insistido en varias ocasiones que está "abierta a colaborar" en el caso Skripal y pedido acceso a los materiales de la investigación. No obstante, Londres se lo ha denegado sin explicar claramente los motivos. "El argumento principal de Theresa May en cuanto a la culpabilidad de Rusia es 'highly likely' [altamente probable, en español, la expresión utilizada por la 'premier' británica]", ironizó el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Al mismo tiempo, Londres tampoco entregóningún tipo de información del caso a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), a pesar de que Moscú le solicitó que lo hiciera. "Es obvio que se está ocultando la verdad", criticó la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.
Falta de pruebas
Sin embargo, la falta de argumentos convincentes no impidió que varios países expresaran su apoyo al Reino Unido. "¿Basándose en qué se hacen semejantes declaraciones? ¿Les entregaron datos de algún tipo? […] A nosotros nadie nos ha entregado nada, a la OPAQ nadie le ha entregado nada. Existe lo que se llaman pruebas, materiales, muestras de la sustancia encontrada. ¿Alguien además de las autoridades británicas tiene estos datos? Nadie", expuso Zajárova. "¿Cómo puedes solidarizarte con algo que no comprendes porque no tienes datos originales concretos?", se preguntó la diplomática.
"Ellos temen un debate profesional sobre este tema"
A su vez, el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, cuestionó la decisión de Londres de convocar de urgencia al Consejo de Seguridad para tratar el caso.
"¿Por qué el Reino Unido ha llevado este caso al Consejo de Seguridad de la ONU en lugar de llevarlo a organizaciones pertinentes? La respuesta es obvia: los británicos saben que sus argumentos no convencerán a los expertos. Ellos temen un debate profesional sobre este tema. Moscú considera absolutamente inaceptables las acusaciones infundadas de la primera ministra Theresa May", dijo Nebenzia.
"Si dicen que es Novichok es que tienen la fórmula"
Los expertos tienen razones para creer que el propio Reino Unido tiene una fórmula química de la sustancia neuro-paralítica Novichok, que supuestamente fue utilizada para el envenenamiento de Serguéi Skripal y su hija, afirmó Nebenzia.
"Les daré la opinión de un químico profesional: para que los especialistas británicos puedan con total confianza establecer que este gas es exactamente el Novichok, y no algún otro, ellos sin falta deben tener lo que se llama un estándar de control. Para probar que se trata del compuesto en cuestión, hay que compararlo con el estándar correspondiente. Si los británicos dicen que se trata del gas Novichok, entonces a priori tienen un estándar de esta sustancia, así como su colección y su fórmula", explicó.
El 4 de marzo, el exagente doble de inteligencia Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con un agente nervioso en la ciudad británica de Salisbury.
El 12 de marzo, Theresa May afirmó, sin presentar pruebas al respecto, que era "muy probable que Rusia fuera responsable" del envenenamiento y dio a Moscú un ultimátum de 36 horas exigiendo explicaciones.
Moscú no proporcionó la información exigida por no haber recibido la solicitud que Londres debería haberle enviado de acuerdo con la Convención sobre las Armas Químicas y por no tener acceso a una muestra de la sustancia química en cuestión.