Luego de las declaraciones de voceros del Pentágono, la vetusta doctrina Monroe parece estar de vuelta en el hemisferio para convertir a América Latina en el "patio trasero" de EE.UU.
A principios de marzo pasado, el jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, aseguró que a Washington le preocupan las alianzas que en la última década han establecido los países de la región con socios como Rusia, China e Irán, refiere el portal The National Interest.
Tidd, quien se refiere a América del Sur como "nuestro hemisferio", aseguró que EE.UU. está en alerta por esas nuevas asociaciones porque —a su juicio— Moscú, Pekín y Teherán "no otorgan el mismo valor a las libertades y principios" que EE.UU. "comparte" con el resto de las "naciones democráticas" de Occidente.
"Estamos atentos a los intentos de China, Rusia e Irán de erosionar esos principios compartidos para amenazar nuestros intereses o socavar nuestras asociaciones dentro de la región", declaró el jefe del Comando Sur para justificar el empeño de EE.UU. de reforzar su "red de alianzas" en la región con el propósito de mantener su hegemonía.
La postura de Tidd no dista demasiado de la Doctrina Monroe de 1823, que reza "América para los americanos", con la que EE.UU. se atribuyó el derecho de tutelar a los países de la región en función de sus intereses geopolíticos.
Sin embargo, el hecho de que las naciones latinoamericanas hayan robustecido alianzas de tipo comercial y político con otros socios más allá de Washington, representa —según Tidd— una amenaza "notable" en la tradicional área de influencia de EE.UU.
El jefe del Comando Sur, en consonancia con el discurso del presidente Donald Trump, calificó de opaca la presencia de China en Sudamérica: "La transparencia de las transacciones financieras no siempre es evidente", apuntó.
Aunque reconoció que los países sudamericanos son soberanos y pueden establecer los nexos que quieran, alardeó que EE.UU. será la nación que estará en la región "mucho después de que otros socios se vayan" e insinuó que las operaciones con otros socios pueden acarrear consecuencias negativas: "a veces hay más cosas involucradas que solo el precio inicial de una etiqueta", concluyó.