El presidente del Consejo de Estado de Cuba, Raúl Castro, anunció a finales de 2017 que se retirará de la Presidencia en abril de 2018. Pero, ¿cómo podría influir el cambio de poder en Cuba en el estatus del centro ruso de inteligencia radioelectrónica de Lourdes, clausurado en 2002?
Según el columnista de Nezavisimaya Gazeta Serguéi Nikitin, es más que probable que el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz Canel Bermúdez, se convierta en el nuevo líder cubano. Pero, ¿cómo se va a comportar este político de 57 años —quien ya se reunió con Vladímir Putin y Kim Jong-un y acompañó a Raúl Castro durante su reunión con Barack Obama en 2016—?
Según Nikitin, La Habana "necesita a Rusia", ya que se ve obligada a hacer frente a los retos que plantean las políticas de la Administración Trump, que trata de anular los éxitos conseguidos por el expresidente Barack Obama en cuanto a las relaciones bilaterales de Washington y La Habana. De este modo, el futuro líder cubano podría intentar reabrir la base de inteligencia radioelectrónica, construida en el país caribeño entre los años 1962 y 1967. El columnista recordó que el propio Fidel Castro afirmaba que la base rusa era muy beneficiosa para las autoridades cubanas, ya que permitía obtener datos secretos acerca de los planes de Washington contra la isla.
Por su parte, el presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos de Rusia, el general coronel Leonid Ivashov, reveló que la base de Lourdes también era un elemento clave del sistema de alerta temprana de ataques nucleares o con misiles por parte de EEUU.
"La clausura de este centro afectó a la seguridad del país", afirmó Ivashov.
A su vez, el expresidente del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, Viacheslav Trúbnikov, subrayó que la base de Lourdes había sido "los ojos" de la URSS en todo el hemisferio occidental y su clausura "afecta nuestro conocimiento acerca de los procesos que tienen lugar en este territorio".
El centro de Lourdes, construido en la década de los 60, desempeñó un papel fundamental en la intercepción de informaciones clasificadas en la época de la Guerra Fría. Esta avanzada base era capaz de interceptar datos de los satélites de comunicaciones y de los sistemas de telecomunicaciones estadounidenses, además de los datos secretos del centro de control de vuelos de la NASA. Pese a que en julio de 2014, después de una visita de Vladímir Putin a La Habana, varios medios rusos y extranjeros informaron de que Cuba y Rusia tenían previsto reactivar el funcionamiento de la base, el propio Putin desmintió estas informaciones.
Sin embargo, según el columnista, aunque todavía no se sabe si habrá cambios en el destino de la base de Lourdes, "un lugar sagrado nunca está vacío [proverbio ruso]", asimismo, recordó que La Habana también firmó un acuerdo con Pekín para la construcción de un centro de inteligencia de señales en la isla.