Una danza de dólares gira en torno a la injerencia de las agencias estadounidenses que desde 2002 financian al antichavismo venezolano y regional. Muchas son las preguntas que surgen respecto al destino de estas inmensas cantidades de dinero y la legalidad de esos fondos, pues ha sido una política sostenida que en 2017, año del último intento de revolución de colores, no decepcionó a sus receptores.