En diciembre del año pasado, el presidente de EEUU, Donald Trump, dictó una sentencia, para luego decidir que no había mejor idea que la fecha de su ejecución coincidiera con un día tan señalado para el pueblo palestino.
A la sentencia ya la conocen todos, y sólo es aprobada por unos pocos, menos de diez países en el mundo, y ninguno de peso global, aparte del propio país norteamericano. Se trata nada más y nada menos que de uno de los más flagrantes revisionismos de la historia – uno de tantos de EEUU – disfrazado de reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Entonces, los problemas de visión que acusa el inquilino de la Casa Blanca, le impidieron ver y calcular que desde ese preciso instante, sus manos ya estaban manchadas con la sangre de manifestantes pacíficos.
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Para Nicola Hadwa, palestino de nacimiento y chileno por adopción, y perteneciente a la primera generación de exiliados de Palestina, "los cálculos de Trump" son los mismos que los del establishment.
"Es decir, un desprecio total y absoluto por los Derechos Humanos, por los derechos del pueblo palestino, por los derechos de la vida de las personas, porque ellos no están preocupados de lo que ocurre desde el punto de vista por la pérdida de vidas, para ellos la humanidad es secundaria".
El también analista internacional explica que "Donald Trump, por un lado es un individuo imprevisible, y por otro lado, es una persona que no tiene mayores atribuciones. En EEUU las que mandan son las trasnacionales, el complejo militar industrial, y el lobby sionista que manejan la política norteamericana para Medio Oriente".
Pero el yerno de Trump, Jared Kushner, lo ve de otra manera: las protestas palestinas"son parte del problema, no de la solución", disparó, con la misma sangre fría de los francotiradores que ejecutaron a decenas de palestinos, e hirieron a casi tres mil más, en pleno jolgorio inaugural de la nueva sede diplomática de su país en Jerusalén.
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Para analizar este juicio de Kushner, Hadwa establece un paralelismo. "Esto de decir que las protestas pacíficas de un pueblo son el problema y no la solución, es como decir que una persona que va por la calle con dinero en la mano, y viene un grupo de asaltantes, lo acuchillan o lo matan para robarle, el culpable era el que llevaba el dinero, y no los delincuentes. En este caso, el Estado de Israel es un estado infanticida y genocida que nunca ha querido la paz", sentencia Nicola Hadwa.
En este sentido, el analista observa que "todos los últimos presidentes de EEUU, incluyendo a Hillary Clinton, que fue candidata, tienen yernos y nueras sionistas. Esto no es casual, es algo planificado, organizado y muy bien elaborado por parte del sionismo, el Estado de Israel y la inteligencia israelí en EEUU".
Nicola Hadwa es encargado de relaciones internacionales del Comité de Solidaridad con Palestina, y director de la Liga Latinoamericana por El Derecho al Retorno del Pueblo Palestino, que aglutina a todos los países de América Latina representados por organizaciones políticas, sociales y de Gobierno.