Donald Trump cada vez miente más. El presidente estadounidense vive su periodo más deshonesto desde que llegó a la Casa Blanca y no parece tener ánimo de cambiar su hoja de ruta. En los dos últimos meses ha dicho casi 1.000 afirmaciones falsas o medias verdades, disparando el contador de The Washington Post, que se encarga de computarlas desde el día uno de su mandato. En los primeros 100 días de Gobierno de Trump, el promedio de información equivocada que afirmaba o tuiteaba era de 4,6 por día. En junio y julio de este año, ese promedio alcanzó la cifra de 16 diarias.
Los temas sobre los que suele maquillar la realidad o directamente falsearla, son: economía, inmigración y la trama rusa, el nombre que se da a la investigación sobre si hubo conexión del entorno del presidente estadounidense con Moscú para ganar las elecciones de 2016. En los siete primeros meses de 2018, Trump fue impreciso o mentiroso en 2.140 ocasiones, casi la misma cifra que en todo su primer año de mandato, acumulando un total de 4.229 incorrecciones. Y el contador suma y sigue, cada vez a un ritmo más acelerado.
Roger Stone, el polémico asesor e ideólogo político de Donald Trump, tiene una serie de reglas del supuesto éxito político. Una de ellas es “nada es verdad” y otra: “Lo único peor a que hablen mal de ti, es que no hablen de ti”. Trump realmente debe creer en esta última fervientemente. Según la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, el 90% de la cobertura mediática sobre el presidente es negativa, opacando sus logros.
En los últimos tres meses ha habido una serie de episodios polémicos en los que Trump se ha visto envuelto. El mandatario desató una ola de críticas al respaldar en Helsinki a su homólogo ruso, Vladimir Putin, cuando cuestionó la intervención de su país en las elecciones de 2016. Lo hizo pese a que los servicios de inteligencia de EE UU aseguraran desde hace meses lo contrario. El republicano recibió un rechazo transversal por implementar la política de “tolerancia cero” con la que durante dos meses separó a las familias que cruzaban ilegalmente la frontera con México. También recibió quejas cuando abandonó el acuerdo nuclear con Irán y cuando calificó de “gran jefe” que “ama a su gente” al dictador norcoreano Kim Jong-un tras la reunirse con él Singapur el 12 de junio.
El aumento de las mentiras y las medias verdades de Trump responde a que los temas que suele manipular están cada vez más candentes. En el caso de la inmigración, además de la erradicada política de separación, el mandatario suele engañar a la hora de hablar sobre el muro que prometió construir en la frontera con México. En los últimos cinco meses, el presidente ha afirmado 30 veces que se está construyendo la barrera, cuando el Congreso ha negado los fondos para ello. Lo que está haciendo con los 1.600 millones de dólares de presupuesto para robustecer las fronteras, es remodelar las vallas previamente construidas. Precisamente esta semana amenazó con cerrar el Gobierno si los demócratas no aprueban los fondos para la frontera “¡Incluido el muro!”, tuiteó.
Otro caso, ya en el ámbito económico, son las cifras de empleo. Este viernes se conocieron las del mes de julio, en las que el paro cayó al 3,9% pese a moderarse la creación de trabajos, lo que podría explicar por qué Trump no escribió un tuit victorioso al respecto. Pero en general lo que hace el mandatario es apropiarse de los buenos datos económicos, pese a que que meses antes de llegar a la Casa Blanca acusaba a la Administración de Barack Obama de inflarlas. Lejos de la retórica, la creación de empleo lleva un récord histórico de 94 meses consecutivos presentando números azules.
El negociador por instinto, como le gusta verse a sí mismo, también dice imprecisiones en su intrínseco ámbito de juego. En junio y julio sostuvo más de 20 veces que Estados Unidos "perdió" dinero en los déficits comerciales. Aquí entra en el terreno de las medias verdades. Trump le recrimina a China y a Europa que la balanza comercial de EE UU merodee en sus niveles más altos en casi 10 años. Pero los expertos dicen que las cifras no son un reflejo del todo real de la relación comercial e incluyen otros factores.
Lo preocupante es que este presidente -elocuente, además- parece cada vez más arisco a abrazar la verdad. Las cifras económicas, de popularidad o de valoración, son fluctuantes. Pero claramente hay una que sigue una fuerte tendencia al alza durante todo el mandato: las mentiras o falsas verdades que defiende Trump.