A dos años del golpe parlamentario, Rousseff disputará una banca por el estado de Minas Gerais
Dilma en campaña y favorita para el Senado
En la última encuesta de Datafolha la ex presidenta apareció primera con el 25 por ciento de las intenciones de voto contra el 11 de su principal adversario, Carlos Viana, del Partido Humanista de la Solidaridad.
La curva de popularidad de la candidata Dilma ha crecido de forma sostenida en los últimos meses.
PáginaI12 En Brasil
Desde Brasilia
No pudieron con ella. Dilma Rousseff inició su campaña electoral para el Senado dos años después de haber sido derrocada por una coalición de políticos la mayoría de los cuales fue devorado por escándalos de corrupción sobre los cuales hubo evidencias sólidas.
“Mujer valiente” dice el jingle del Partido de los Trabajadores (PT) que se repitió este fin de semana en los medios del estado de Minas Gerais por el cual Dilma disputará una banca en la Cámara Alta. En el arsenal propagandístico se incluyó una foto suya de los años 70 en la que está sentada con gesto altivo, ante la mirada esquiva de los miembros de tribunal militar que la juzgó por enfrentar con las armas a la dictadura.
En la última encuesta de Datafolha apareció primera con el 25 por ciento de las intenciones de voto contra el once de su principal adversario, Carlos Viana, del Partido Humanista de la Solidaridad.
El candidato presidencial petista Luiz Inácio Lula da Silva ocupó un amplio espacio en la primera pieza publicitaria de la ex presidenta electa en 2010 y reelecta en 2014.
“Lula está preso sin haber cometido ningún delito, Lula está preso porque en su gobierno colocó a Brasil en un alto nivel de respeto internacional” tronó Dilma al hablar ante miles de simpatizantes en Belo Horizonte, la capital Minas Gerais, estado de 21 millones de habitantes con el segundo padrón electoral del país.
Más adelante mencionó que el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas recomendó la liberación del jefe petista en cumplimiento del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, del cual Brasil es signatario.
En la madrugada del sábado pasado el Tribunal Superior Electoral ignoró, en una sesión “express”, ese acuerdo con la ONU e impugnó la candidatura de Lula (ver página 20).
Pese a estar detenido el jefe petista se ubicó primero en las tres últimas encuestas. En una de ellas obtuvo el 39 por ciento de intenciones de voto, contra 19 del capitán retirado del Ejército Jair Bolsonaro y 8 de la ambientalista Marina Silva.
“En estas elecciones hay dos lados, en uno están los responsables de los gobiernos del PT que fueron los que lograron el mayor avance social de la historia de nuestro país, En el otro están los golpistas, está el gobierno más corrupto de la historia que es del de Michel Temer”.
El público, donde sobresalían las voces femeninas, le respondió “Dilma guerrera de la patria brasileña”.
La curva de popularidad de la candidata ha crecido de forma sostenida en los últimos meses.
Uno de los momentos más adversos de su vida política ocurrió en febrero de 2016 cuando tenía apenas el 7 por ciento de imagen positiva y su gestión era reprobada por el 64 por ciento de los consultados por Datafolha. Eran los meses previos a su caída, cuando cientos de miles de indignados de clase media y mayoritariamente blancos se volcaban a las calles para gritar “Fuera Dilma”. Un buen número de ellos también evocaban con nostalgia a la dictadura.
Los enemigos de Rousseff querían arrancarle una renuncia que no lograron en aquel verano de 2016, y la crisis se prolongó hasta el final del invierno, cuando concluyó el “impeachment” (juicio político).
Pero esta mujer de 70 años parece fortalecerse en los momentos más adversos: lo primero que dijo después de abandonar la residencia oficial de Alvorada fue que iba a seguir “militando”.
A la luz de los sondeos posiblemente será electa el mes que viene y en enero retornará al recinto del Senado donde el 31 de agosto de 2016 enfrentó sola durante horas las imputaciones de decenas de congresistas que la condenaron a dejar el gobierno, sin haber podido imputarle ningún delito.
Entre los legisladores radicalmente antidilmistas durante los debates del “impeachment” estaba José “Zezé” Perrella, también de Minas Gerais. En ocho años de labor parlamentaria Perrella no dejó importantes proyectos de ley.
Su paso por el Parlamento será recordado por los comentarios filosos de sus adversarios sobre un helicóptero de su familia en el que fueron incautados cerca de 500 kilogramos de cocaína pura.
La nave del antidilmista Perrella fue bautizada como el “helicoca”. El caso también salpicó de blanco al padrino político de Perrella, el senador y excandidato presidencial Aécio Neves, del poderoso Partido de la Socialdemocracia Brasileña, que gobernó entre 1995 y 2003 con Fernando Henrique Cardoso.
Luego de tener que explicar que el cargamento del “helicoca” no era suyo, Neves fue derrotado por Dilma en los comicios de octubre de 2014. La petista obtuvo una victoria apretada, por tres millones y medio de votos de diferencia. Frustrado Neves inició una campaña desestabilizadora: primero denunció fraude del PT que no pudo demostrar y posteriormente participó en la formación de una oposición rabiosa que derivó en el “impeachment” creyendo que a través de ese atajo podría llegar a la Presidencia.
Las ilusiones de Neves de llegar al poder volteando a Dilma se estrellaron contra otro hecho de corrupción. Fue filmado mientras pactaba el pago de coimas con un empresario.
La repercusión de esa cinta fue similar a la de un audio en el que Michel Temer fue grabado cuando pactaba el supuesto cobro de coimas. El actual presidente fue denunciado por corrupción por la Procuraduría.
Neves está procesado por corrupción, no será candidato a presidente ni a senador este año, y sólo procurará un lugar en Diputados. Temer tiene el 3 por ciento de aprobación, la más baja de todos los presidentes civiles posteriores a la dictadura concluida en 1985.