Para los sacerdotes católicos reunidos en el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP) “en nuestra Patria vivimos una hora oscura” porque “nuestros pobres han sido abandonados, condenados a sumirse más en la pobreza, al hambre, a la falta de atención sanitaria, a la pérdida del derecho a la educación”. Así lo señalan en una carta difundida ayer en la que denuncian “entrega” al FMI y a “los intereses de las corporaciones y la especulación financiera”. En el mismo texto, los Curas piden a los dirigentes políticos que “dejen de lado la discusión mezquina, los cálculos electorales, los pequeños intereses sectoriales y se unan para pensar un país grande, una nación de hermanas y hermanos, solidaria con los que ven su futuro e, incluso, su vida en riesgo”.
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Por Laura Vales
Porque, insisten, “el Pueblo necesita urgentemente ver figuras, en todo el arco político y social que se oponen a este modelo neoliberal que mata, que sean capaces de pensar y construir juntos una Patria grande y generosa”.
Haciendo memoria de épocas vividas en el país, los Curas aseguran que “un pueblo que no come ni trabaja, desinformado por un sistema de medios (que son propiedad de las mismas corporaciones que se enriquecen con los bienes de todos y que construyen una realidad virtual que hipnotiza al ciudadano), parece desilusionado de todo y se corre el riesgo de repetir el ‘que se vayan todos’”.
En tono de ruego a la dirigencia política dicen los sacerdotes que “les suplicamos y les exigimos en nombre del Dios de la Vida que vuelvan a hacer de la política un instrumento de transformación en el servicio de la Patria y, especialmente, de los pobres y los que están siendo vulnerados en sus derechos”. En otra parte de la carta se sostiene que “nuestras familias están en ‘default’ porque ya no pueden pagar sus deudas: o se come o se pagan los servicios públicos”. En directa referencia a la reciente decisión del Gobierno sobre las tarifas de gas, los sacerdotes que trabajan en medios populares denuncian que “incluso (las familias) deben hacerse cargo de las deudas de empresas que no se hacen responsables de los riesgos que asumieron y por decreto son subvencionadas con dineros, no ya del Estado (que provocó esa situación con las corridas cambiarias que destruyeron nuestra moneda), sino salidos directamente de nuestros bolsillos”.
Por eso los Curas se dirigen “a todos aquellos, especialmente a los partidos políticos y organizaciones sociales, que quieren un Pueblo libre y una Nación soberana y para quienes la vida de los pobres importa”. Denuncian que “este gobierno ha deteriorado seriamente las instituciones de la democracia” y que “el Poder Judicial ha perdido toda credibilidad, como lo demuestra el nombramiento del nuevo presidente de la Suprema Corte, hecho a medida del Poder Ejecutivo y grandes corporaciones para las que trabajó”, mientras “el Poder Legislativo parece mudo, permitiendo que, materias que deben ser discutidas y legisladas en el Parlamento, sean impuestas por decreto”.
Sostienen los CPP que “el Poder Ejecutivo ha delegado el diseño de sus políticas a los dictámenes del Fondo Monetario Internacional y se ha entregado a los intereses de las corporaciones y la especulación financiera. Funcionarios, que deberían servir a los intereses de la Nación, se van por la puerta de atrás, no sin antes haber aprovechado información privilegiada para aumentar su patrimonio”.
Dicen los sacerdotes que escriben la carta “desde el espíritu (bíblico) de las bienaventuranzas” y por “lo que hemos aprendido del Evangelio” partiendo de la premisa de que “nadie puede quedar fuera de la Mesa de la Vida” y que “todos tenemos derecho a la vida y a elegir cómo vivirla”. Para los Curas “estas verdades, que no sólo son patrimonio de la fe, sino de la humanidad toda, están siendo negadas por el actual gobierno, que parece haber invertido el principio de la solidaridad social: pareciera que los pobres deben ser solidarios con los que tienen todo, aun a costas de su propio destino”.