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A pesar del medio siglo de sanciones contra Cuba, Roswell Park Cancer Institute, en EEUU, está probando CIMAvax, un medicamento que prolonga la vida a los pacientes de cáncer de pulmón durante varios meses y frecuentemente, años, creado en Cuba.
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Tan 'patriota' y 'nacionalista' es Bolsonaro que no pensó en el destino de más de 30 millones de los brasileños de las zonas más vulnerables del país, especialmente, el norte y la semiárida región del noreste, quienes en su mayoría tuvieron por primera vez el acceso a la atención médica gracias a los 8.400 doctores cubanos ofreciendo alivio a los pacientes en los lugares más remotos y olvidados del país.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de la cual se realiza la participación cubana, "los lugares donde trabajan los cubanos fueron ofrecidos primeramente a los médicos brasileños que no los aceptaron" debido a su alejamiento de la 'civilización' y la falta de condiciones básicas para vivir cómodamente. En la mayoría de estos lugares remotos no hay electricidad, televisión, internet, etc. Varios doctores cubanos que estaban ejerciendo su profesión en las comunidades indígenas tenían que acostumbrarse a la comida a base de casabe, yuca y frutas.
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El programa Más Médicos para Brasil comenzó en agosto de 2013 por iniciativa de la presidenta Dilma Rousseff con el propósito de brindar atención médica a los sectores de población más marginados siguiendo los principios de la Organización Mundial de Salud (OMS) y con la coordinación de la Organización Panamericana de Salud (OPS). En estos ocho años unos 20.000 médicos cubanos atendieron en total a 113 millones de pacientes en 34 Distritos Especiales Indígenas y en 3.600 municipios de los cuales más de 700 tuvieron un médico por primera vez en su historia.
No obstante, para el presidente electo Jair Bolsonaro y su futuro ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, la presencia de los galenos cubanos era el símbolo del socialismo y "del bolivarianismo" que los cubanos trataban de propagar supuestamente con su presencia en Brasil.
Bolsonaro, que no deja de mencionar que "Dios siempre está presente en la toma de sus decisiones", advirtió que el programa Más Médicos debía ser modificado. Por su parte, La Habana anunció su retirada del proyecto, decisión que justificó por las palabras "amenazantes y despectivas" del electo mandatario. Así, las acciones de Bolsonaro perjudican los propios intereses de su pueblo y en especial afectan dramáticamente al 25% de la población que vive, según el Instituto de Geografía y Estadística de Brasil, debajo de la línea de la pobreza con un ingreso familiar de 387 reales al mes (165 dólares).
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Desde el inicio de su campaña electoral, Jair Bolsonaro se declaró seguidor acérrimo de Donald Trump, repitiendo su retórica de "la liberación de Brasil de la ideología globalista influenciada por el marxismo cultural". Su próximo ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, incorpora en esta lucha a Dios contra el globalismo y socialismo.
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Ambos líderes están hablando desde hace mucho tiempo de la necesidad de romper relaciones diplomáticas con Cuba guiados por su irremediable deseo de caer bien a su ídolo, Donald Trump. Deshacerse de los galenos cubanos ha sido en realidad el inicio de "la limpieza nunca vista en Brasil" que anunció hace poco el actual presidente del país, añadiendo que "brasileños no saben todavía qué es dictadura".
Por lo pronto todo indica que los brasileños sentirán pronto la mano dura que promete el actual Gobierno. Un reciente decreto aprobado por el Gobierno "para enfrentar el crimen organizado en Brasil" autoriza la creación de una Fuerza de Tareas de Inteligencia. Esta nueva institución hace recordar los tristemente famosos Destacamentos de Operación Interna (DOI) y los Centros de Operaciones y Defensa Interna (CODI) que operaban en Brasil durante la dictadura militar desde 1964 a 1985.
El periodista Alberto Azcárate informó en su artículo publicado en la revista El Salto que Bolsonaro ya lanzó una ofensiva contra el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST), el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y declaró ser partidario de imponer castigos a la apología al socialismo y al comunismo.
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Los seguidores de Bolsonaro, como la diputada Ana Caroline Campagnolo, basándose en la experiencia en las universidades norteamericanas, propusieron permitir a los estudiantes denunciar a los profesores que critican al Gobierno o hablan sobre el socialismo o comunismo.
Según el comunicador Alberto Azcárate, "la amplia potestad que confiere a los organismos de inteligencia militar el Decreto 9.527 (Fuerza de Tareas de Inteligencia) recientemente aprobado, unida a esta y otras campañas de persecución de posibles 'adoctrinadores comunistas' extensible a movimientos sociales podría dar cobertura a una caza de brujas, solo comparable a la padecida por la oposición brasileña durante la dictadura militar".
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Los 8.400 médicos cubanos de Más Médicos se han convertido en las primeras víctimas ideológicas del próximo Gobierno autoritario y ultraderechista de Jair Bolsonaro. Los movimientos sociales serían las siguientes víctimas del capitán de reserva que declaró en 2016 durante un programa radial que "el error de la dictadura fue torturar y no matar". También Bolsonaro cree que "a través del voto no va a cambiar nada en Brasil. Solo va a cambiar desafortunadamente cuando nos partamos en una guerra civil"