Guaidó, un nombre hasta hace unas semanas poco conocido para la mayoría de los venezolanos, es la persona que Washington —secundado por varios países del Grupo de Lima- respalda como mandatario, desconociendo así el proceso electoral de mayo de 2018, que consagró a Nicolás Maduro para un nuevo mandato en el Palacio de Miraflores con 67% de los votos.
Para el analista, si bien la oposición a Maduro "tiene capacidad de movilizar mucha gente", pero "pensaban que a través de las movilizaciones podían derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro y fracasaron".
Esta vez, "el contexto internacional es más favorable a la oposición", opinó Brieger. "Varios países conformaron el Grupo de Lima para ayudar a la caída de Nicolás Maduro y lograr un Gobierno afín a los sectores de la derecha venezolana", analizó.
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"Esto le ha dado un empuje a la oposición para declarar que ahora hay un presidente interino con el objetivo de de crear un Gobierno paralelo, lograr un reconocimiento internacional y plantear que el único representante legítimo de Venezuela es Juan Guaidó", aseveró.
Por ahora, la situación es incierta: "Maduro no ha tomado ninguna medida en contra de Guaidó. Es muy poco común que alguien se declare presidente interino de un país, desacatando todas las leyes. Hasta ahora el gobierno tampoco disolvió a la Asamblea Nacional, hay experiencias históricas de gobiernos paralelos, algunas tuvieron éxito, otras han fracasado", valoró.
Sin embargo, es un hecho nuevo que la oposición se animara a declarar a esta figura como mandatario interino. A criterio del experto, "es una medida muy arriesgada, al todo o nada y parece que los sectores más radicales están arrastrando a los más moderados que estaban dispuestos a dialogar".
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"Volvemos a la vieja Doctrina Monroe del patio trasero y EEUU comportándose como el patrón de la región dictaminando quien es legítimo y quién no, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro, reconociendo a Guaidó como presidente interino", indicó Brieger.
Sobre la situación en las Fuerzas Armadas, Brieger cree que debe haber descontento, pero llegar a un golpe militar es otra cosa: "Ya hubo un antecedente en 2002 cuando hubo un golpe de Estado destituyó al presidente Hugo Chávez durante 48 horas, y las masas populares salieron a la calle a restituirlo. El chavismo tiene una capacidad de movilización muy fuerte, el panorama no es sencillo, se está jugando con fuego, y lo que hace EE UU es tirar más leña al fuego", concluyó.