Como un fantasma. Así es el Gobierno del autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó: todos hablan de él, pero nadie puede presentar una prueba de que exista como tal en la realidad. También como un flashmob a nivel global: comenzó el pasado 23 de enero, previo contubernio, y varios han comenzado a bailar al son del Tío Sam.
Estuvo viviendo en Venezuela en 2011, y desde que volvió a su España natal, la politóloga, Doctora en Relaciones Internacionales, Doctora en Estudios Latinoamericanos y escritora Arantxa Tirado, ha vuelto cuatro veces al país sudamericano con el que conserva un vínculo desde hace 15 años.
En su último viaje realizado este febrero, Tirado confiesa haber sentido que el bloqueo y la crisis económica derivada está pegando fuerte entre el pueblo venezolano, por lo cual el ambiente que se respira es distinto al año en que residió.
Se encontró con hiperinflación y con dificultades para acceder a determinados productos fuera de los CLAP mediante los cuales el Gobierno garantiza el acceso a determinados productos básicos por esa vía.
"Pero también estaba en ciernes la posibilidad de una invasión militar, la agresión, con el autoproclamado presidente Guaidó y su Gobierno paralelo –al que por cierto no encontré en ningún lado en las calles de Caracas– y eso tensaba el ambiente".
Nada de eso era lo que vendían los medios en España, según la politóloga, lo que le llevó a pensar que al arribar a Caracas se encontraría con una ciudad llena de barricadas donde la gente estaría haciendo guarimbas en cada esquina como en 2017. "Pero nada más lejos de la realidad", remacha.
Y aunque el flashmob de Guaidó continúa, a EEUU no le ha salido la jugada como pretendía.
Para esta doctora en Relaciones Internacionales, "en otro país sería impensable que alguien se autoproclame presidente, llame a una intervención militar, subvierta el orden constitucional, llame usurpador al presidente legítimo, haga una gira internacional con presidentes de terceros países que han estado apoyando un intento de asedio a la frontera venezolana, lo que pasó el día 23 de febrero en Cúcuta, y regrese como si tal cosa".
No obstante, a Tirado le parece bien en el sentido de que no hay que caer en las provocaciones del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, quien declaró que los intentos de impedir el regreso a Venezuela del autoproclamado presidente Juan Guaidó, tendrían una "respuesta dura y significativa" de EEUU.
"Bolton está mandando un mensaje para justificar algo que pudieran hacer ellos mismos. Yo si fuera el señor Guaidó me cuidaría más de mis supuestos aliados, y no tanto del Gobierno venezolano, porque quizá estos aliados son los más interesados en sacrificar a su 'peón' Guaidó para justificar otro tipo de intervención y pasar al siguiente escenario, porque el escenario planteado al inicio se va desinflando", sentencia la experta.
Tirado asegura que todo lo que está ocurriendo con Venezuela "forma parte de una guerra de cuarta generación muy bien estudiada, muy bien diseñada y muy bien aplicada por parte de los operadores de guerra psicológica del Pentágono y sus aliados en el mundo".
Respecto a los países que decidieron dar el paso y reconocer a Guaidó como presidente encargado, la politóloga observa que en el mundo hay gente que se presta a esto de forma consciente o inconsciente. "No sé cuál sería el caso de España porque por momentos a mí me da la impresión de que no se enteran, y por momentos me parece que se enteran demasiado", manifiesta, y cita como ejemplo algo que ocurrió semanas atrás cuando el Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, emitió un comentario lapidario para los intereses de Guaidó.
Cuando le preguntaron si iba a reconocer al representante de Guaidó en España, el jefe de la diplomacia española respondió de forma letal: "¿Se lo ha anunciado a quién? ¿Y cómo, ha salido a la plaza y lo ha dicho, o cómo ha sido eso?".
Para Tirado, ese comentario jocoso no es muy típico de alguien que tiene un cargo de representación como ser ministro de Exteriores refiriéndose a otro país o a otras autoridades. "Ese comentario le salió del alma, y viene a decir, 'bueno, estos señores son de risa. Este señor se ha autoproclamado al final de un mitin y ni nosotros nos creemos que es el presidente encargado o interino. Pero bueno, lo vamos a aceptar porque nuestros jefes de EEUU nos han llamado y nos han dicho 'es lo que toca ahora, aceptar eso'", ironiza la escritora.
El paso que dio España al reconocer a Guaidó como presidente encargado fue un mal cálculo en opinión de la politóloga, "porque si EEUU se hace con el petróleo venezolano, a lo mejor Repsol que tiene presencia en la franja petrolífera del Orinoco puede salir perjudicada. A lo mejor el reparto que hace EEUU no es del agrado y podría ser peor del que ahora tienen las petroleras españolas. Pero bueno, ya vemos que lo de la soberanía nacional hoy en día está cada vez más cuestionado y no sucede nada".
Respecto a la ayuda humanitaria, Arantxa Tirado cita a Pedro Baños, coronel del Ejército español en reserva y experto en temas geopolíticos, quien dijo que "en realidad no había interés en que entrara la ayuda humanitaria [por parte de Guaidó], que no se trataba de eso, sino que se trataba de hacer una especie de 'performance', una obra de teatro de cara a los medios internacionales".
"El Gobierno de Guaidó no existe más que en las redes sociales y en los medios de comunicación, y cada vez menos, porque incluso en Televisión Española ya ni siquiera se refieren a él como presidente interino, sino como presidente de la Asamblea Nacional, y autoproclamado presidente interino. Es decir, ni siquiera le otorgan el cargo que él se ha otorgado a sí mismo", subraya.
La experta incide en que hay otro elemento más que demuestra esa farsa de la ayuda humanitaria, y es que se supo que parte de esa ayuda humanitaria ya la tenían en Caracas desde antes pero no la estaban entregando porque estaban esperando el momento para el golpe de efecto.
Para Arantxa Tirado estamos ante una operación de guerra psicológica para mostrar al mundo que el Gobierno de Maduro no quiere que entre la ayuda humanitaria y que está incendiando los camiones "que sabemos que lo hicieron ellos [los opositores], no el Gobierno de Nicolás Maduro. Ellos prendieron fuego a los camiones que estaban del lado colombiano para justificar la siguiente fase. ¿Cuál es la siguiente fase? Parece que el regreso de Guaidó, ¿que lo maten? No lo sé".
"La matriz de la crisis humanitaria es intencionada, falsa, que no se sustenta en los problemas que tiene Venezuela, que yo nunca los he negado. Hay unos problemas económicos, hay un problema de hiperinflación, pero eso no se traduce en una crisis humanitaria. Porque si hablamos de que en Venezuela hay una crisis humanitaria, pues por qué no la hay en Argentina", se pregunta la politóloga.
"Yo he visto en el mes de noviembre [pasado] en Argentina, una cantidad de gente, familias enteras durmiendo en la calle, y nadie habla que haya que intervenir en Argentina porque está pasando todo eso. Ni siquiera en los países de Centro América. El éxodo de migrantes de Centroamérica, la caravana que hubo hace poco camino de EEUU, gente que se juega la vida literalmente transitando por México con todas las mafias del narco y burócratas metidos en el secuestro, explotación sexual, violaciones, de las personas migrantes y nadie dice nada", se indigna Tirado.
"Y el señor presidente de Honduras se permite tener el cinismo de enviar un cargamento de supuesta ayuda humanitaria a Venezuela cuando tiene un país de los más pobres de América Latina. […] A mí me asombra la capacidad de esta gente y su cinismo para presentar sólo una parte de la realidad, magnificarla. […] Nadie duda de que hay una situación difícil en Venezuela, que es muy complicado que tu vayas a comprar y que algo te cueste prácticamente lo que un salario, pero lo que nunca explican es por qué eso [el envío de 'ayuda humanitaria'] sucede en Venezuela y no sucede en otros países", se pregunta la politóloga.
Para enmarcar un poco más la situación, la experta echa mano a la historia. "México siempre tenía una frase para evaluar su política exterior en los años del PRI cuando tuvo una política de nacionalismo revolucionario, de apoyo a la república española, de apoyo a Cuba cuando la sacaron de la OEA, que era: 'Candil en la calle y oscuridad en la casa'".
Explica que "el PRI cometía muchos abusos contra gente que ideológicamente luego recibía de otros países o defendía en otros países, pero de puertas para adentro los reprimía. Entonces ese 'Candil en la calle y oscuridad en la casa' creo que se puede aplicar perfectamente para todos estos países que van dando lecciones afuera, pero que tienen tantísimos problemas ellos que solucionar que nadie les cree", sentencia Arantxa Tirado.