La única manera de acceder a la isla es mediante helicóptero, lo que es posible solo si hace buen tiempo, cosa poco común en el Ártico. Las condiciones meteorológicas cambian cada media hora.
Los militares rusos contaron a los periodistas cómo no caer en las garras de un oso polar y cómo protegerse del severo frío: con los 30 grados bajo cero la sensación térmica es de —40 debido al fuerte viento del Ártico, explica el canal Zvezda.
La maquinaria también aguanta fácilmente el frío polar. Las fronteras están bajo una fiable protección de los sistemas de misiles costeros Bastion y los sistemas de misiles y de armas de artillería antiaérea Pantsir-S.
La misión de la nueva base consiste en controlar con radares el espacio aéreo y la Ruta Marítima del Norte, y además, eliminar el daño medioambiental.
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La supermoderna base tiene una autonomía de un año: cuenta con sus propios sistemas de soporte vital, reservas de alimentos y una instalación para derretir la nieve.
En su tiempo libre, los militares pueden practicar deporte, ir a la sauna, ver la televisión o leer libros.