Desde su creación a principios del siglo XVI, 'La Mona Lisa' de Leonardo da Vinci, una de las obras de arte más famosas del mundo, ha cautivado a millones de personas, incluidos los médicos y científicos. Esos últimos han subrayado a menudo que ciertos rasgos de su rostro evidencian que Lisa Gherardini estaba enferma.
Ahora un médico especialista en endocrinología pediátrica del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston (EE.UU.) se ha atrevido a negar que la sonrisa de La Gioconda tenga nada que ver con enfermedad alguna. A juicio del doctor Michael Yafi, no hay nada en su rostro que indique que Lisa Gherardini padecía sífilis o sufrió un ictus cerebral, como se le ha atribuido a lo largo de los últimos tiempos.
"Una reciente propuesta fue que [la mujer retratada] sufría de hipotiroidismo severo y que su sonrisa asimétrica se debía al retraso psicomotor. Hoy, en el siglo veintiuno, ¿puede Mona Lisa recibir una 'segunda opinión'?", reza su estudio 'Mona Lisa es eutiroidea [con función tiroidea normal]: un diagnóstico moderno'.
Síntomas refutables
Según opina el propio Yafi, la tonalidad amarilla de su piel y la sonrisa asimétrica no tienen nada que ver con un mal estado de la glándula tiroides. Un trastorno de deficiencia de yodo, sugerido en la hipótesis anterior, habría causado síntomas más perceptibles, señala el doctor. "Un pintor talentoso, como Da Vinci, no habría tenido ningún problema en expresarlas", argumenta.
La falta de cejas es común en la mayoría de las protagonistas femeninas de las obras de Da Vinci y no debe ser considerada una característica única de Lisa Gherardini que pudiera indicar problemas hormonales. Por otro lado, la piel de las personas que padecen el hipotiroidismo adquiere un color amarillento solo en etapas tardías. En fases tempranas de la enfermedad se ve afectada la función de fertilidad, pero se sabe que la Mona Lisa dio a luz a cinco hijos.
Además, si la mujer de verdad hubiera sufrido un trastorno relacionado con la debilidad muscular facial (lo que explicaría su misteriosa sonrisa según otra versión), es posible que ni siquiera hubiera podido permanecer sentada mientras se estaba pintando el retrato. "[Da Vinci] habría evitado que Gherardini posara con la espalda recta", sostiene Yafi.
"Hacer cualquier diagnóstico médico de un individuo que aparece en una cuadra antigua es arriesgado", concluye el experto. "La obra de arte o la persona en la obra de arte puede necesitar una segunda opinión, o incluso una tercera o cuarta […] Siempre es mejor mantener la mente abierta", zanja el especialista de Houston (EE.UU).