EL CRISTO INTERNO
Muchas veces, al usar la palabra "Cristo" nos recordamos inmediatamente del Amado Maestro Jesús que es universalmente reconocido como "el Cristo". Pero, ¿qué quiere decir Cristo? Para muchos (durante bastante tiempo y en varios lugares se ha enseñado este error) proviene de cruz y, por lo tanto, Cristo proviene de "crucificado" y se vuelve a identificar con el Amado Jesús. La palabra Cristo, no obstante, proviene del griego y originalmente quiere decir "lleno de gracia", "ungido" y esta es la verdadera razón por la cual "Cristo" se identifica con el Maestro Jesús, ya que él manifestó un estado de gracia, manifestó su Cristo, a tal punto que terminó identificándosele con él.
Cuando Dios nos creó , lo hizo a Su Imagen y Semejanza, por lo tanto declaró Su Creación Perfecta. Cada uno de sus hijos contamos por ello, con cada virtud que El Padre posee y Su Reino debería también ser nuestro Reino, y de hecho así es toda vez que vivimos de acuerdo a Su Voluntad.
Hubo un tiempo en que por propio libre albedrío decidirnos no vivir de acuerdo a las Leyes Divinas y alejarnos en conciencia de nuestro Padre Creador, desde ese momento la humanidad en general descendió desde la Gracia y comenzamos a padecer muchos y variados contratiempos, los cuales solo respondían a nuestra rebeldía a aceptar el mas hermoso legado de nuestro Padre: el Amor.
Viendo Dios que los corazones de sus hijos se secaban por falta del Riego del Puro Amor Divino, y que cada día nuestra conciencia nublada por las cosas humanas nos alejaba mas y mas de la Divinidad que lo individualizaba como la Magna Presencia Yo Soy, inspiró a Grandes Hijos de Luz, que fueron fieles a Su Eterno y Divino Amor, para la mejor forma de asistir a esta prole algo descarriada y desorientada.
Así fue que El Cristo descendió y se ancló en cada uno de nuestros corazones, con el fin de ser un Puente hacia Dios, la Divina Presencia, a fin de recordarnos que el núcleo de todo en la vida es el Amor.
Dios, nuestro amado Padre-Madre, es el Rey de la Creación, de la Vida, del Universo, y nosotros, que somos sus hijos, somos sus príncipes, no es casualidad (sino causalidad) que el Génesis diga "que somos hechos a imagen y semejanza de Dios" o que el Maestro Jesús haya dicho "sois dioses". Es que somos de naturaleza divina, la semilla de la divinidad está en nosotros, en nuestro corazón, es el soplo del Espíritu Santo, el Yo Superior, el Maestro Interno: El Cristo Interno.
Jesús en su encarnación en Palestina hace dos mil años, decidió actuar como canal de su Cristo Interno, le dio plena libertad para transformar su vida -y la de otros- enseñó la Verdad ("sólo la Verdad os hará libres") y permitió a su Cristo manifestarse. Todos podemos hacerlo si trascendemos nuestra personalidad que está llena de defectos tales como la ignorancia, el odio, la vanidad, deseos incontrolados, avaricia, etc. Por estas razones es que nuestro Santo Ser Crístico está revestido de una cápsula impenetrable que sólo se rompe cuando un ser humano empieza a conocer la Verdad. Cuando se acerca a lecturas o a grupos espirituales y cuando empieza a darse cuenta, creer y sentir que Dios está con él en todo momento.
Dentro del corazón de todos y cada uno de nosotros flamea la esencia Divina que es la misma en todos, prescindiendo de religión, color o condición social.
Del lado izquierdo de tu corazón flamea una Llama Azul, que es la Voluntad, la Fuerza, la Fe de Dios; en el centro, flamea la Llama Dorada, que es la Sabiduría de Dios; y del lado derecho flamea la Llama Rosa que es todo el Amor, la Actividad de Dios.
Es allí donde Dios se encuentra "más cerca que tus propias manos y tus pies". Por eso, nunca puedes decir que eres débil y que no tienes fe porque toda la Fuerza y la Fe de Dios la tienes ya anclada en el corazón. No puedes decir que eres bruto y que no sabes, porque toda la Sabiduría de Dios la tienes ya ancalda en tu corazón. No puedes decir que odias y que detestas algo o a alguien porque todo el Amor de Dios lo tienes ya anclado en tu corazón.
Decir esto sería negar la Luz de Dios ["Dios es Luz", 1 Juan 1:5] en tu corazón, por ende haciéndote uno con la oscuridad y todo lo que la oscuridad es y acarrea.
Tú eres un hijo de Dios [creado "a imagen y semejanza" de Dios - Génesis 1:26] Reconoce la Divinidad anclada en ti y en tu prójimo, así como en todos los seres humanos por igual. Reclama tu Divinidad diciendo:
¡"Magna Presencia de Dios YO SOY", te reconozco en mí y en todos los seres humanos por igual! ¡Te invoco a la acción para que asumas el mando y el control de todos mis actos, a fin de manifestar la Voluntad de Dios por doquier (que es el Bien), a través de Tu anclaje en mí, el Cristo Interno. Gracias Padre."!
Y cuando te parezca ver que tu prójimo está haciendo algo que no es correcto, dirígetele mentalmente en los siguientes términos:
"¡Magna Presencia de Dios YO SOY, te reconozco en esta persona! ¡Te bendigo y te invoco a la acción para que manifiestes en esta persona la Perfección de que eres capaz!"
El Cristo es Amor, el Amor que nos faltaba desarrollar y manifestar.
Es una esencia de Luz, que vive, pulsa y palpita en nuestro corazón.
Es una Conciencia, un Estado, tan claramente manifestado por el Amado Jesús cuando camino la Tierra llenándola de Amor y Paz.
Todos tenemos un Cristo, por lo tanto, no importa lo que el hermano aparente externamente, su esencia es Luz y hay Amor dentro de él, por lo tanto ahora que lo sabemos podemos hablar con ese ser, con quien nos era dificultoso comunicamos a través de la palabra, de Cristo a Cristo. Veremos los tan llamados milagros (que no son tales), veremos lo que el Poder del Amor en acción puede hacer por mejorar las relaciones familiares, laborales, etc.
Nuestro Cristo cumple diversas funciones, de las cuales enumeraremos algunas:
- Transformador reductor de la energía de la Divina Presencia.
- Maestro Curador Interno, Quien dirige al elemental del cuerpo para lograr la curación de lo que necesite ser restaurado.
- Es Quien nos transmuta los errores del año que termina, cuando cumplirnos un nuevo año.
- Es Quien conoce todo nuestro recorrido como corrientes de vida que somos y sabe que es lo perfecto para cada uno, en cada momento y en toda situación, por eso es llamado el Observador Silencioso.
Pero, ¿Como podemos ascender a la conciencia cristica?....
Permitiendo que El Cristo nos aleje de la conciencia de la masa, a través de la expansión del Amor, a través de la purificación del amor humano en Amor Divino.
El Amado Jesús declaró que todo lo que El hizo nosotros también lo haríamos, y mayores cosas aun, porque en Su Gran Sabiduría, Jesús sabía que todos llevábamos esa Esencia Crística que lo retornó a El, al Hogar del Padre, y que lo hará por nosotros en cuanto lo reconozcamos, lo aceptemos y lo llamemos a la acción.
Esta es llamada la Nueva Era del Cristo, porque en el momento en que cada ser humano actúe como un Cristo, el dolor, la aflicción y el desamor dejarán de ser en la Tierra. La Llama Violeta nos asiste limpiando y purificando de nuestras conciencias lo que nos impida aceptar esta verdad, y todos los sentimientos que, menores al Amor, nos alejen de Dios, hacia Quien estamos elevándonos a través del Hijo... el Cristo en el corazón. Cada momento de nuestras vidas, antes de irradiar nuestra energía en alguna forma de pensamiento, sentimiento, palabra, acción o reacción... meditemos un momento y elijamos actuar: como humanos equivocados, o como Cristos Victoriosos! De esta libre elección se tejerá nuestra calidad de vida presente y futura.
Que la Iluminación Divina nos irradie para tomar en todo momento la decisión correcta.
- Es el puente entre lo humano y lo Divino.
- Es la energía que nos identifica y nos religa a todos como hermanos, hijos del Padre y herederos de Su Amor.
- Es el Camino a la Conciencia Crística.
El don más grande es vivir reconociendo el Cristo Interno que tiene cada persona y, especialmente, el que está dentro de ti, es el Maestro que te ayudará y guiará siempre.
Saludos
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