El distraído tropezó con ella.
El violento lo utilizó como proyectil.
El emprendedor construyó con ella.
El campesino, cansado, la utilizó de asiento.
Drummond la poetizó.
David, mató a Goliat.
Michelangelo le sacó la más bella de las esculturas.
En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra, sino en el hombre...
El año que viene es el mismo para todos, depende de nosotros vivirlo con felicidad o no.
No olvidemos que la felicidad, es una forma de ser y estar, es un ánimo que impregna todo lo que hacemos, lo que miramos, lo que tocamos, lo que queremos.
La felicidad tiene que ver con nuestra conciencia, con la aceptación, tiene que ver con saber quien soy y que quiero, con alcanzar una relajación interior profunda, con la alegría que emana de la simplicidad de estar vivo... "