Había dos pajaritos volando, un tordo y un gorrión,
y viendo una rama de un árbol decidieron pararse allí
a observar a los humanos en sus afanes diarios:
Dijo el tordo al gorrión:
“Quisiera realmente saber por qué estos humanos se angustian y afanan tanto”
Dijo el gorrión al tordo,
“Amigo, eso se debe a que ellos no tienen un Padre Celestial que los cuide, como a ti y a mí”
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