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۞ CREENCIAS: Dìas de muertos en Mèxico
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De: Dream7 (Mensaje original) |
Enviado: 16/10/2011 18:01 |
Día de Muertos es una de las fiestas más típicas del pueblo mexicano y una de las que mayores raíces tiene. Todos los años se celebran muchas fiestas en todo el mundo. Algunas se relacionan por ser festividades religiosas; otras son fiestas tradicionales. Sin embargo, en México existe una tradición que data desde la época de nuestros antecesores: los aztecas. La fiesta del Día de Muertos se caracteriza por ser una celebración tanto religiosa como tradicional. Los típicos altares, el pan de muerto y las calaveritas de azúcar, las calacas, el papel picado, las flores de cempasúchil las veladoras y las imágenes de los difuntos son algunos de los aspectos que caracterizan tanto a esta tradición.
Origenes
los orígenes de esta fiesta vienen desde el tiempo de los aztecas. Los aztecas pensaban que aquellos que morían accidentalmente o por enfermedades incurables, iban a parar a Tlalocán (una especie de paraíso terrenal) donde les recibía Tláloc. En ese lugar pasaban la eternidad cazando mariposas, comiendo frutas exquisitas o jugando pelota. Los que morían de forma natural (y aquí viene la cuestión de la ofrenda), tenían que llevar a cabo un penoso viaje de cuatro años, durante el cual, enfrentaban todo tipo de peligros. Los afortunados que finalizaban su travesía, arribaban a Mictlán donde eran recibidos por Mictlantecuhtli. Estas creencias coinciden con la localización de tumbas con objetos funerarios de alrededor de 1800 A.C. - 1300 A.C. Los aztecas crearon muchas esculturas relacionadas con la muerte. Su literatura también nos enseña la filosofía mexica hacia la muerte
- Mictlantecuhtli - Estatua prehispánica
El inframundo de los antiguos mexicanos, Mictlan o Xibalbá, era, de acuerdo a las tradiciones azteca y maya, un sitio oscuro y de tortuoso acceso.
Mictlan “el lugar de los muertos” era la región a donde se creía que se dirigían los que habían fallecido de muerte natural. Los antiguos mexicanos imaginaban que estaba integrado por nueve pisos, todos ellos sumidos en una densa y permanente oscuridad. Se localizaba rumbo al Norte, al cual los aztecas denominaban como Mictlampa.
El inframundo del México Antiguo era gobernado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Para arribar a Mictlan, el difunto debía de cruzar por un camino arriesgado en donde habían piedras que se impactaban entre sí, ocho regiones desérticas y ocho cerros, un acechante cocodrilo llamado Xochitonal, un lacerante viento de obsidianas y finalmente, un río de nueve corrientes, nombrado como el Chiconahuapan. Este último solo podía cruzarse con el auxilio de un perro que hubiera sido sacrificado e incinerado en el funeral de una persona.
Cara a cara con la muerte
Una vez que el fallecido llegaba a Mictlan, tenía que ser presentado ante Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl para entregarles obsequios. Los dioses del inframundo, a cambio, le señalaban el lugar que le correspondía en el Mictlan. De acuerdo a un mito prehispánico, Quetzalcoátl descendió al Mictlan para hacerse de los huesos de los fallecidos y con ellos elaborar una nueva humanidad.
Posteriormente en la Nueva España como consecuencia de la evangelización en el siglo XVI se introducen nuevos conceptos acerca de la muerte y de los lugares a donde va el alma de los difuntos. Con esto, se pasan estas dos fiestas prehispánicas del calendario náhuatl al calendario cristiano que corresponden a las festividades de Todos Santos y Fieles Difuntos, es decir, al 1 y 2 de noviembre. Sin embargo, algunas de las creencias prehispánicas han continuado con los grupos indígenas actuales mezclados con elementos del cristianismo.
Ofrenda
La ofrenda consiste en una serie de elementos generalmente presentes. Estos son: flores (de cempasúchil en especial), pan, velas, bebidas, imágenes religiosas, frutas, comidas, tabaco, papel picado, dulces y copal. En algunos casos se coloca en la ofrenda fotos de los muertos, juguetes, ropa, instrumentos de trabajo, instrumentos musicales y otros objetos que fueron apreciados por ellos durante su vida.
Las ceremonias de días de muertos alcanzan en México mucha importancia. A las almas de los muertos se les venera y se les hacen ofrendas, estos actos han dado origen a ritos y ceremonias que refuerzan los lazos familiares. La celebración de este día da vida a la creencia de que los difuntos tienen “permiso en esta ocasión , para visitar a sus seres queridos de este mundo”. Desde la época prehispánica, el culto a la muerte ha estado ligado a la vida del mexicano, la respeta, pero al mismo tiempo juega con ella y adopta una actitud humorística. Para los indígenas, la muerte era el inicio de una nueva vida en un ciclo renovador, por eso el humorismo mexicano es parte de la muerte, une la alegría con la tristeza, la devoción con la diversión.
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