Cuando morimos decimos que nos comerán los gusanos,
el hombre no acepta que ha muerto (se aferra a la flor, a la vida).
La catrina lo consuela:
vivir es luchar contra la muerte y no importa cuánto luchemos,
la muerte ganará: le pertenecemos.
Morir no es malo, es el fin de la lucha, de la agonía y el encuentro con la paz.
El niño es joven, la muerte está lejana,
el gusano (la muerte) es inofensivo para él,
aún no es su hora, puede jugar con esa muerte,
incluso aplastarlo indiferentemente.
* * *